La Comisión Europea está trabajando ya en la renovación del acuerdo pesquero con Mauritania para intentar no interferir con la actividad de la flota. Según explican desde Bruselas, los técnicos comunitarios están realizando la evaluación pertinente del pacto actual con la intención de iniciar las negociaciones "entre mayo y julio" y así no alcanzar la fecha en la que expira, el 15 de noviembre, "a fin de evitar cualquier interrupción de las actividades pesqueras". En la actualidad hay una decena de barcos gallegos que trabajan en el rico caladero mauritano (cinco de ellos arrastreros congeladores), aunque hay pesqueras de la comunidad que están sondeando entrar en el país a través del abanderamiento o compra de barcos en la zona.
Según explica el propio comisario de Pesca comunitario, Karmenu Vella, en una respuesta parlamentaria, la evaluación de los técnicos "está actualmente en curso" y se prevé que finalice este mismo mes. El maltés responde así a la pregunta formulada por el europarlamentario popular Francisco José Millán Mon, en la que quería saber qué temas se trataron en la reunión de la comisión mixta celebrada en diciembre en Nuakchot (capital de Mauritania) y también si existe "un calendario previsto para la renovación de este protocolo" de pesca.
Sobre el primer punto, Vella explica que el encuentro entre el 10 y 12 de diciembre de 2018 sirvió para acordar "el programa de apoyo sectorial" que debe aplicar Mauritania hasta que acabe el acuerdo actual. Junto a ello se debatieron "otras cuestiones técnicas" sobre la aplicación del protocolo, "como la cooperación científica y los procedimientos administrativos".
Ya sobre el nuevo acuerdo, el comisario de Pesca indica que se está llevando a cabo la "evaluación ex ante y ex post" del pacto pesquero. "Una vez finalizada la evaluación externa, la Comisión solicitará al Consejo las directrices de negociación que la autoricen a entablar negociaciones con Mauritania", comenta Vella, que señala "se prevé que las negociaciones se desarrollen entre mayo y julio de 2019".
La intención de Bruselas es que la flota no se vea obligada a interrumpir la pesca en Mauritania, algo que sí pasó con el acuerdo con Guinea-Bisáu. Pendiente todavía de entrar en vigor en base a un nuevo pacto, el anterior finalizó en noviembre de 2017 tras unas fallidas negociaciones. La flota tuvo que abandonar el caladero -hasta 15 arrastreros utilizaron el acuerdo- y está pendiente de regresar "a partir del segundo trimestre".
Las aguas mauritanas guardan un amargo recuerdo para Galicia desde que en 2012 los 24 barcos de la flota cefalopodera se vio obligada a dejar sus aguas, paralizando a muchos marineros y llevando al desguace a buena parte de la flota. Desde entonces, la quincena de barcos que sobrevivieron -principalmente con base en Marín- se vieron obligados a buscarse las castañas en otros países de la zona, principalmente Bisáu.
Un nuevo acuerdo con Mauritania llegó en 2014 y los cefalopoderos siguieron sin poder entrar. Con el paso del tiempo se reconvirtieron a la pesca de especies demersales -principalmente- y en 2016 -cuatro años después- pudieron volver con una nueva categoría de pesca que les otorgaba seis licencias, tal y como publicó en exclusiva FARO.
