Dos submarinistas y un percebeiro que tuvieron que ser rescatados frente A Lanzada en una mañana en la que se había decretado la alerta amarilla. La indisposición de uno de los buzos, al que el percebeiro intentó salvar, desencadenó el suceso. La intervención voluntaria y crucial de dos marineros de Combarro permitió el final feliz.

Pese a que la alerta desaconsejaba las actividades deportivas, un monitor y su alumno de una escuela de submarinismo, comenzaron la clase. El joven, de 22 años y vecino de Poio, comenzó a encontrarse mal e intentó salir del agua ayudado por su profesor, pero no fueron capaces debido al mar picado.

En la zona se encontraban más personas. La primera en dar la alerta al 112, a las 11.30 horas, fue una mujer, que también advirtió al percebeiro Hugo Uhía, de Portonovo, que no dudó en lanzarse al mar para intenta.

Fueron momentos angustiosos que se hicieron eternos para los tres hombres en el agua. Cuando ya casi llevaban una hora, los dos submarinistas consiguieron alcanzar la costa, pero el percebeiro fue empujado mar adentro.

Desde allí, tal y como contó él mismo a FARO, decidió dejarse llevar para no poner su vida en peligro. Tras la llamada al 112 Salvamento Marítimo lanzó una alerta a los barcos que se encontrasen en la zona. El Rocío del Mar, con base en Combarro, no dudó en tomar la iniciativa, logrando echarle un cabo y un salvavidas que le permitió subir a bordo.