Cinco personas murieron por ataques de tiburones en todo el mundo en 2018, un año en el que los incidentes no provocados fueron inferiores al promedio y en los que más de la mitad de las víctimas fueron surfistas o practicantes de otros deportes con tabla, según un reciente informe científico.

El Archivo Internacional de Ataques de Tiburones (ISAF), una entidad de la Universidad de Florida con sede en Gainesville, investigó 130 incidentes entre humanos y tiburones en 2018, de los cuales catalogó 66 como no provocados, una cifra inferior a los 84 registrados en promedio anualmente en el periodo 2013-2017.

Cinco personas murieron el año pasado a causa de ataques de tiburones y en cuatro de estos casos -ocurridos en Estados Unidos, Australia, Brasil y Egipto- no hubo provocación.

El archivo, que recopila datos desde 1958, destaca en su informe que el número de ataques puede variar cada año por una serie de factores oceanográficos, socio-económicos y meteorológicos que influyen tanto en la cantidad de humanos que se meten en el mar para bañarse, pescar o hacer deporte como en la dimensión de la población de tiburones.

Lo determinante es que cuantos más humanos y más tiburones haya en el mar, "más posibilidades hay de que se encuentren".

Al respecto, los científicos del Archivo indican que las poblaciones de escualos están en declive en la mayor parte del mundo como consecuencia de la sobrepesca y la perdida de su hábitat.

Mientras cada año mueren unas seis personas a causa de los ataques de tiburones, los pescadores matan a unos 100 millones de escualos y rayas al año, subraya el informe.