"Debe marcharse" ( she must go). Es la letanía que ayer repetían como un mantra los brexiters del sector pesquero británico, los favorables a la desconexión de Reino Unido de la Unión Europea, los que han abogado por cerrar las puertas. Los mismos que han tachado el acuerdo de desconexión ( Withdrawal Agreement) de una "traición" a su industria porque implica un "sometimiento" a Bruselas en materia de reparto de cuotas y al criterio de estabilidad relativa, que desde 1983 (para España y Portugal, desde 1986) fija las posibilidades de pesca de cada país dentro de las aguas comunitarias. La premier británica, Theresa May, se afanó ayer en defender que el Brexit sí implica la salida de la Política Pesquera Comunitaria -" out of the CFP"-, en un intento de sostener su Gobierno. Y es cierto, con un matiz: hasta el 31 de diciembre de 2020, el llamado periodo transitorio, Londres sí acatará el criterio de estabilidad relativa, y sí dejará pescar a la flota -como la gallega- en sus aguas. Es el plazo que han ganado los más de setenta buques gallegos que faenan en Gran Sol, por ejemplo; el que da la tranquilidad de mantener el actual statu quo durante esos dos años.

Eso sí, siempre y cuando el Gobierno británico -quien sea que lo dirija, en caso de que May protagonice una espantada a lo Thatcher- valide el acuerdo de 585 páginas. "El periodo transitorio -reza una comunicación oficial de Bruselas- ofrece claridad y previsibilidad a las partes interesadas en materia pesquera, en tanto extiende la aplicación de la política pesquera común durante el mismo". Por eso este texto fue bien recibido por la European Fisheries Alliance (EUFA), la alianza en la que está integrada la patronal española de armadores ya que, como ayer publicó FARO, se establece un vínculo entre el acceso a los caladeros británicos con la libre circulación de productos pesqueros sin arancel. Hasta el 1 de enero de 2021, si se ratifica el texto, nada impedirá que los barcos gallegos sigan pescando en aguas británicas, y que las más de 42.000 toneladas de pescado que exporta Malvinas cada año a través de Vigo no tengan que abonar aranceles. El 94% de la pesca que envían las Falkland al viejo continente entran por el puerto vigués. Si no se hubiese garantizado la continuidad del mercado único, el arancel podría alcanzar el 20%.

| La fecha de desconexión. El 29 de marzo de 2019, dentro de 195 días, Reino Unido dejará de ser miembro de la Unión Europea. Este extremo no tiene vuelta atrás, pero tampoco implica una expulsión de los barcos de pabellón español -o cualquier otro no británico- de aguas como las de Gran Sol. Lo que consigue el Withdrawal Agreement es ofrecer un marco de convivencia entre ambas partes para evitar que la desconexión sea caótica o desordenada. Esto es lo que se conoce como periodo transitorio, y se prolongará hasta el 31 de diciembre de 2020. Durante este tiempo Londres acudirá a los repartos anuales de cuotas de pesca -se celebran siempre en diciembre-, y deberá ser "consultado" sobre las asignaciones de cupos de sus aguas. Esta consignación de posibilidades de pesca se hará, como hasta ahora, en base al criterio de estabilidad relativa.

| Negociación. El documento de desconexión, que ha puesto patas arriba el número 10 de Downing Street, no servirá para articular la relación en materia pesquera entre Reino Unido y la UE después del periodo transitorio. ¿Por qué? Sencillo: los británicos no formarán parte de la política pesquera común. Ahora bien, ese plazo de dos años deberá utilizarse para negociar el acuerdo pesquero real. "La Unión Europea y Reino Unido harán todo lo posible para concluir y ratificar dicho acuerdo antes del 1 julio de 2020", que a su vez tendrá que pasar también por el Parlamento europeo. El compromiso político suscrito entre Londres y Bruselas deja claro que la intención pasa por una "cooperación bilateral e internacional para asegurar la pesca a niveles sostenibles, promover la conservación de recursos y fomentar un ambiente marino limpio, saludable y productivo, teniendo en cuenta que el Reino Unido será un estado costero independiente". "Siempre va a haber que negociar un acuerdo pesquero, pero este documento -por el documento de desconexión- sienta unas buenas bases, se establece una atmósfera propicia", resume el vigués Iván López, miembro español de la EUFA.