Decía el escritor Ernest Hemingway que "el mar es dulce y hermoso, pero puede ser cruel". Quizá esa cita de su novela El viejo y el mar sea el credo de aquellos que viven su vida rodeados de agua salada, ya sea por afición, trabajo o deporte. El multicampeón francés Armel Le Cléac'h, apodado Chacal, se encuentra en este último grupo y conoce de primera mano la realidad que describía el también periodista estadounidense en el texto que le llevó a conseguir el Premio Pulitzer en 1953. En la madrugada de ayer el reconocido deportista galo arribó a Vigo a bordo del pesquero portugués Sonho De Infancia tras haber estado unas doce horas esperando a ser rescatado en la inmensidad del Atlántico, entre fuertes vientos, olas de varios metros de altura y junto a su maltrecho trimarán. El pasado martes Armel Le Cléac'h había volcado con su embarcación cuando se encontraba al oeste de las Azores realizando en solitario la denominada Ruta del Ron. "Estaba un poco asustado y casi no podía ni hablar del cansancio. Fue un rescate muy complicado", explica Jose Manuel Silva Cunha, el patrón del palangrero que luchó contra las inclemencias del océano para socorrer al aventurero.

La Ruta del Ron (oficialmente Route du Rhum) es una carrera transatlántica cuyos participantes realizan en solitario entre Francia (Saint-Malo) y las Antillas Francesas (Guadalupe). El deportista francés participaba a bordo del Banque Populaire IX, un trimarán de 32 metros de eslora y relató con sus propias palabras lo sucedido. Entre vientos de 35-40 nudos y un fuerte oleaje, Armel Le Cléac'h navega cerca de las islas portuguesas cuando nota que algo va mal. "De repente, en pocos segundos, me doy cuenta de que estamos volcando", indicó en una misiva publicada ayer en la página de la regata.

Según sus propias palabras, en aquellos momento pensó que "algo se había soltado" y, ya en el agua, comienza a pensar cómo entrar en en el casco central del barco cuando termine de dar la vuelta. "Fue tan brutal y tan rápido que me sorprendió", escribió el francés, que añadió: "De alguna manera logré alcanzar el casco central y entrar por el ojo de buey, ya previsto para eso (...) Tenía costillas doloridas, estaba un poco aturdido pero estaba en el bote sano y salvo".

El rescate

Una vez a salvo pudo contactar con tierra. Los medios de Salvamento galos y lusos se pusieron manos a la obra para localizar y tener controlado el trimarán y para organizar el rescate. "Nosotros recibimos el aviso sobre las 10 de la mañana del martes. Nos dieron las coordenadas, vimos que estaba a 51 millas y pusimos rumbo hacia él", comentaba ayer en Vigo el patrón del Sonho De Infancia.

Silva Cunha, un veterano de la mar que ya tuvo que participar en un rescate hace más de una década, explicó que el mal tiempo iba alejando a Le Cléac'h y que complicó el rescate. "Llegamos sobre las 10 de la noche a su posición. Había muy mal tiempo y viento. Fue peligroso para él y para nosotros", explicaba el patrón. Ambas embarcaciones impactaron por el oleaje y la situación fue muy tensa. "Fue un poco complicado porque estaba oscuro y el mar era complicado. Afortunadamente el barco de pesca estaba bien muy manejado por su patrón. La tripulación era estupenda, realmente me ayudaron", relató el aventurero.

Después de dos días y medio de travesía el Sonho de Infancia arribó al puerto de Vigo. Muchos de los 123 participantes que iniciaron el pasado día 4 la ruta pararon para cobijarse del mal tiempo en puertos como el de A Coruña o el Monte Real Club de Yates de Baiona. En este último había al menos tres barcos que sufrieron daños en las velas o en el casco debido al mal tiempo y que prevén reiniciar la ruta lo antes posible. Le Cléac'h, por su parte, trabaja con su equipo para recuperar el Banque Populaire IX. El galo volverá a navegar tan pronto le sea posible. En su caso, la frase de Hemingway es al revés: el mar puede ser cruel, pero también es dulce y hermoso.