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Galicia pierde veinte pesqueros en una década por la falta de cuotas

Un tercio de la merma en capacidad de pesca perdida se debe a la exportación de barcos

Buques de pesca amarrados en un puerto alemán. // Pixabay CC

Cuando España se adhirió a la primigenia Unión Europea, en 1986, la base para el reparto de cuotas de pesca se había decidido tres años antes. A la flota le tocó adaptarse a un escenario encorsetado con severas limitaciones en pesquerías como la de Gran Sol, donde había llegado a contar con 450 buques. Aquel sistema de asignación de posibilidades de pesca, denominado criterio de estabilidad relativa, no ha vuelto a modificarse. Hoy Galicia tiene en Gran Sol menos de 70 unidades, entre arrastreros y palangreros de fondo. La reducción de capacidad no ha cesado, y no solo por el desguace de buques o la reconversión de éstos en congeladores o tangoneros (para la pesca de gambón en Argentina), sino también por el exilio de armadoras a países con más cupos disponibles. En solo una década la flota gallega ha perdido una veintena de unidades por este motivo, como se desprende del registro comunitario oficial de buques. La mitad tenían antes a Vigo como puerto base.

A cierre de 2008 los barcos gallegos que operaban en pesquerías comunitarias sumaban 38.920 toneladas GT (arqueo bruto), que se han reducido hasta la fecha a las 19.402 GT. Los buques exportados a otros países, siempre de acuerdo a la base de datos de Bruselas, suman 6.425 GT. Esto es, un tercio de la capacidad pesquera perdida solo en la última década obedece precisamente a la decisión de las armadoras de dejar España en búsqueda de mayores posibilidades de pesca. En 1983 el reconocimiento de los derechos históricos de pesca otorgaron a Francia, Reino Unido, Bélgica, Holanda, Dinamarca y República Federal de Alemania unos cupos en los caladeros más importantes de la UE; hoy los mantienen. Por eso Bélgica, por ejemplo, con solo 65 buques activos este año, es cuatro veces más rentable que España (con 8.086 pesqueros) en valor añadido bruto por trabajador a tiempo completo. La holandesa multiplica por cuatro el rendimiento de los barcos gallegos, como certifica el último estudio (2018) del Scientific, Technical and Economic Committee for Fisheries (Stecf) de la Comisión Europea.

A Francia

La mayor parte de los pesqueros que han abandonado Galicia tienen ahora bandera francesa. En el puerto galo de Bayonne han recalado nueve buques, casi todos exportados entre 2012 y 2014. Se trata del Pepe Barreiro Dos, Punta Vixía, Playa de Castiñeiras ( reabanderado en 2004 tras haber cambiado su puerto base a Las Palmas), Celeste Jesús (que también pasó por el puerto irlandés de Sligo) , Río da Bouza, Ferreira Martínez, Farpesca Quinto, Mar de Flores, Radoche Tercero, Faro Picamillo y María Vidal. La mayor parte de ellos operaban antes en Vigo, pero también se mudaron desde Marín, Celeiro y Burela. Solo estas unidades suman una capacidad pesquera de 3.200 GT, la mitad de las que se han perdido por cambios de bandera principalmente en Gran Sol en los últimos diez años. Según establece la normativa comunitaria, "solo pueden añadirse nuevos buques pesqueros a la flota si se ha eliminado previamente la misma capacidad GT. Con este sistema de entrada y salida la flota europea no puede crecer", dice textualmente la web de Pesca de la UE. Pero Francia ha elevado capacidad: ha ganado un 5,6% en el último lustro, periodo en el que España la ha visto menguada en más de un 11%. Son, también, datos oficiales del Stecf.

Lorient (Francia), Cork (Irlanda), Milford Haven (Gales) u Oban (Escocia) son otros de los puertos que cuentan ahora con buques de Gran Sol concebidos inicialmente para operar desde Vigo. Y esta es una tendencia que, a juicio de los últimos acontecimientos, no va a cesar. A la incertidumbre que genera el Brexit se suma la ofensiva de Irlanda, desvelada por FARO en exclusiva, para asumir las descargas de Gran Sol que se realizan a día de hoy en O Berbés. El Bord Iascaigh Mhara (BIM) irlandés ha concluido ya el denominado Project Atlantic, con el que prevé elevar estas descargas de buques extranjeros en 90.000 toneladas, con un valor estimado en cien millones de euros. Solo esta cantidad duplicaría los volúmenes de O Berbés, que el año pasado alcanzó las 50.935 toneladas descargadas.

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