En el último informe sectorial de la industria de productos del mar, elaborado por Conxemar y Zona Franca, se puso de manifiesto que son pocas las actividades económicas capaces de ofrecer sus niveles de crecimiento. En un año la facturación se elevó un 11,3%, por un alza del 11,4% del Valor Añadido Bruto (VAB). Pero esta progresión, según las organizaciones sindicales, no se ha trasladado a las plantillas, que están llamadas a secundar la próxima semana una huelga inédita -nunca, hasta ahora, se habían convocado paros sectoriales- que amenaza con paralizar la actividad de una docena de fábricas en el área de Vigo. Son las que aplican el convenio estatal de elaborados de productos del mar, y que afecta a más de 7.000 trabajadores en Galicia. Las negociaciones entre sindicatos y patronal se rompieron el 24 de septiembre, y el Servicio Interconfederal de Mediación y Arbitraje (SIMA) tampoco ha sido capaz de frenar la incipiente conflictividad laboral. Los paros serán "totales" los días 22, 24 y 25 de este mes.

Entre los centros de producción afectados por la huelga figuran -de acuerdo a las mismas fuentes- Fandicosta (Moaña), Casa Botas, Pereira Elaborados (Vigo), Mascato (Salvaterra), Cabomar Congelados, Galicia Processing Seafood (las dos de Marín) o Noribérica (Mos). "En algunas fábricas confiamos en lograr un seguimiento superior al 60%, y en otras sabemos que lo tenemos mucho más complicado", asumen. El convenio se mantuvo congelado entre 2010 y 2013, a partir de cuando los salarios experimentaron un alza de tres décimas. La patronal ha puesto sobre la mesa ahora una subida del 5,5% para 2018, un 1,75% para 2019 y otro 1,75% para 2020, pero sin la cláusula de revisión salarial que había planteado en julio. "Rechazan que el tiempo del bocadillo vaya a su cargo y tampoco quieren reducir en 16 horas la jornada anual", condena Ignacio Couñago, de UGT. Esa rebaja se correspondería con los días 24 y 31 de diciembre, que pasarían a ser no laborables.

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La convocatoria está suscrita por Comisiones Obreras, UGT y CIG, que en los últimos días han mantenido reuniones con los grupos parlamentarios gallegos para recabar su apoyo. "Estamos sorprendidos porque la patronal no nos haya vuelto a llamar para negociar". Las centrales pretenden obtener de PPdeG, PSdeG, En Marea y BNG un respaldo explícito a sus demandas, y que actúen de "mediadores" para retomar las reuniones. Aunque el conflicto se ha declarado en toda España, el 75% de los 9.500 empleados amparados bajo este convenio trabajan en Galicia; la mayoría son mujeres operarias, del grupo 1. En su caso el salario base ronda los 12.000 euros anuales (unos 720 al mes, más un plus de convenio de 142), y la intención de los representantes sindicales pasa por alcanzar un salario anual de 14.000 euros a medio plazo.

Aunque es la primera vez que se desata una crisis de estas características a nivel sectorial, el año pasado la principal compañía de la industria, Nueva Pescanova, vivió en carnes la conflictividad. Fue durante la negociación del nuevo convenio para los centros españoles; la compañía padeció los primeros paros generales de su historia, que arranca en junio de 1960. Nueva Pescanova llegó a amagar, de hecho, con aplicar el convenio nacional de elaborados si no cesaban las medidas de protesta por parte de los trabajadores. "Tenemos que darle un toque de atención a las empresas", destacan desde los sindicatos. Desde las empresas no han remitido todavía una valoración a la convocatoria de huelga. Durante la presentación del informe de Zona Franca (5 de julio), el presidente de Conxemar, José Luis Freire, confió entonces en una pronta resolución del conflicto. "De momento Galicia ha podido competir, pero tenemos que reducir los costes al máximo. Estamos todos en el mismo barco, queremos que esta industria progrese".