La entrada en vigor el próximo 1 de enero de la norma del descarte cero -que obliga a llevar a puerto todas las capturas- está poniendo en jaque a todo el sector pesquero comunitario. Y también a las autoridades, que en mayor o menor medida reconocen que su aplicación será complicada y que la flota puede tener problemas, llegando incluso a tener que amarrar. Es, además, una normativa muy difícil de controlar, ya que el descarte es una práctica que sucede en alta mar y que no se puede comprobar en tierra. Ante esta situación aparecen dos medidas como principales soluciones posibles: la instalación de cámaras a bordo o la utilización de vigilancia aérea. La primera ya ha sido propuesta por parte de la Comisión Europea y la segunda está más cerca, ya que la Agencia Europea de Control de la Pesca (EFCA, en inglés) proyecta el uso el de drones para realizar estas tareas.

El director ejecutivo de la EFCA, Pascal Savouret, explicó ayer que actualmente utilizan "aviones tripulados" junto con la Agencia Europea de Control de las Fronteras Exteriores (Frontex), pero que están proyectando el uso de "aviones no tripulados". "Con un avión triplicas la información que obtienes durante la vigilancia y se traslada de forma inmediata", comentó durante la presentación en Vigo de la patrullera Lundy Sentinel, que fletan desde este año y que "está certificado" para el uso de estos aparatos.

Savouret indicó que utilizar drones "es mucho más barato que un avión tripulado" y que servirá "no solo para el control de los descartes, sino para ver qué está pescando un barco". "Por ejemplo, si sabemos que un barco no tiene permiso para capturar atún rojo y lo vemos en su cubierta...", comentó.

Camino a Irlanda

El Lundy Sentinel llegó el pasado lunes a Vigo tras haber desarrollado un trabajo de inspección en el Mar Báltico. Antes, estuvo tanto en el Mediterráneo (donde llegó a participar en dos operaciones de rescate) como en el Mar Báltico. Su presencia en la ciudad coincide con las celebraciones por el décimo aniversario de la instalación de la sede de la EFCA en Vigo. A su cubierta se subieron autoridades del sector pesquero gallego y nacional, pero no fue hasta ayer cuando visitaron el buque mandos de Gardacostas o de la Guardia Civil y un grupo de periodistas.

El barco cuenta con habilitaciones modernas para sus tripulantes, tres barcos de rescate para operaciones diferentes y una parte de hospital y zona de recuperación con capacidad para 300 personas.

La EFCA invierte unos cuatro millones de euros al año para poder utilizar este buque de 61 metros de eslora, cuyo armador, Jonathan Mitchell, señaló como "polivalente". "Ahora su próximo misión será en el oeste y el suroeste de Irlanda, vigilando la pesca pelágica", comentó Savouret.