La industria pesquera gallega se encamina a otro año de récord de ventas al exterior. El sector pulverizó todos sus registros históricos en el primer semestre del año, en el que exportó productos por valor de 1.086,4 millones de euros, un 3,3% más que a estas alturas en el año 2017 en el que, por primera vez, logró cerrar el ejercicio derribando la barrera de los 2.000 millones de euros (2.127,9 millones).
El empuje en la comercialización de conservas y de moluscos congelados (calamar, pota y pulpo) permitió compensar el descenso del 3,2% en las ventas de pescado congelado que sufrió la industria transformadora gallega ante las dificultades para abastecerse de la materia prima que reina en este segmento: la merluza. La especie atravesó una tormenta perfecta durante este periodo como consecuencia de las turbulencias en varios frentes. El primero, el recorte del 12% que impuso la Comisión Europea a la cuota asignada en aguas ibéricas que provoca ya un desplome del 20% en las descargas de esta especie en las lonjas gallegas respecto al año pasado.
El golpe no viene solo de los caladeros más próximos, sino también de la costa atlántica de África. Siete arrastreros gallegos se han visto abocados a un amarre forzoso después de haber agotado el cupo de 3.000 toneladas anuales en Mauritania, que, además, los deja sin alternativas a corto plazo.
Las puertas de acceso a las aguas de Guinea-Bisáu permanecen cerradas para la flota gallega desde que el pasado mes de noviembre expirase el acuerdo pesquero entre el país africano y la Unión Europea. Mientras, los trámites burocráticos retrasan la entrada en vigor del tratado de pesca con Marruecos -firmado en julio-, privando a las embarcaciones gallegas de faenar allí hasta entonces.
Tras reducir sus ventas al exterior hasta los 234 millones de euros, los productos congelados se alejan del trono exportador, en el que se ven reforzadas las conservas. Estas crecen un 4,1% en los seis primeros meses del año y se encaraman ya por encima de los 313 millones de euros gracias al tirón del atún, que por sí solo aporta tres cuartas partes del total de exportaciones conserveras.
A las ventas congeladas, que en 2016 llegaron a ser la segunda mayor partida exportadora, también las superan las de moluscos, (273,9 millones de euros) que crecen a ritmo de doble dígito (+11,3%) por el furor del pulpo. Las empresas de la comunidad ingresaron 87 millones de euros hasta el mes de junio con el cefalópodo rey, cuya escasez en los pósitos gallegos se ve agravada por las oleadas de compras desde países como Italia o Estados Unidos, que ya importan más de tres toneladas diarias de esta especie. a sus países.
El mercado transalpino se consolida como el más importante para el pulpo gallego, sino para toda la industria pesquera gallega. La comunidad exportó allí productos valorados en 378,1 millones de euros. Una cifra que supera a los 218,7 millones de Portugal o los 127 millones de Francia, el único gran mercado en el que caen las ventas, un 3,5%. Solo estos tres países representan dos tercios del total pese a la irrupción de nuevos destinos, como China, que ya se cuela en la sexta posición con 25,9 millones tras crecer un 42% en solo un año.
