La flota de arrastre demersal gallega que faena en aguas africanas en función de los acuerdos pesqueros de la Unión Europea se encuentra entre la espada y la pared tras agotar la cuota de merluza de la que disponían en Mauritania para todo el año. En la actualidad hay siete barcos amarrados por la falta de posibilidades de pesca en este y otros caladeros clásicos como Marruecos o, sobre todo, Guinea-Bisáu. "La situación es muy complicada. Hay muchos barcos parados", reconocen los armadores. La situación les ha llevado incluso a plantearse la entrada en aguas de Sierra Leona a través de acuerdos privados, "una primera experiencia" que compaginar con Angola para evitar estar parados lo que resta del año.
Los buques de la Asociación Nacional de Cefalopoderos (Anacef) capturaban principalmente pulpo hasta que en 2012 fueron expulsados de Mauritania. Tras una sangría de desguaces y exportaciones la flota quedó reducida a 17 buques, con unos 340 trabajadores en total, que se pasaron a la pesca demersal. En los últimos años gozó de mucha importancia el pacto pesquero con Guinea-Bisáu, en el que llegaron a faenar una quincena de ellos. Sin embargo, las negociaciones entre el país y la UE no fructificaron y el pasado 23 de noviembre expiró el acuerdo. "Por el momento no tenemos noticias de que vaya a haber una nueva reunión", comentan desde la asociación.
Desde Anacef recuerdan que "en el caso de que hubiera acuerdo en octubre o septiembre no se podría pescar hasta el año que viene", algo que también sucede en el caso de Marruecos. Acordado el nuevo pacto pesquero (había expirado el pasado 14 de julio), los trámites para su entrada en vigor se alargarán hasta 2019, eliminando hasta entonces las cinco licencias disponibles.
Una más, seis, es la que hay fijadas en base al acuerdo con Mauritania. Las más de 3.000 toneladas de merluza se agotaron y ahora hay seis buques amarrados: dos en Dakar (Senegal), uno en Marín, otro en Bueu y un último en Las Palmas. "Además hay otros dos parados en Conakri [Guinea]", señalan.
Guinea y Angola son dos países africanos en los que ya han pescado en base a acuerdos privados. Al sur del primero está Sierra Leona, país que pesca unas 81.000 toneladas de pescado al año y al que ahora intentan acceder los armadores, aunque reconocen que es "complicado". Además de haber sido azotado por el ébola (se teme un repunte en las últimas semanas ante nuevos casos), el país está en "reconstrucción" tras las elecciones en mayo de este año.