El Gobierno del Reino Unido remitió ayer a la Unión Europea (UE) el Libro Blanco con su plan de futura relación bilateral, que incluye un mercado común de bienes, cooperación en defensa y facilidades para la movilidad de los ciudadanos. El documento, anticipado en España en primicia por FARO, confirma la intención de establecer un sistema de reparto anual de cuotas para los buques que quieran faenar dentro de sus 200 millas.

En 2019 será el último año que la flota que opere en Gran Sol negocie los TAC como hasta ahora, en las tradicionalmente maratonianas reuniones de diciembre en Bruselas. A partir de entonces Reino Unido "negociará el acceso y las oportunidades de pesca para 2021 como un Estado costero independiente. Decidiremos quién puede entrar en nuestras aguas y en qué términos por primera vez en 40 años. Cualquier decisión respecto a la concesión de licencias estará sujeta a negociaciones". En el prestigioso diario británico The Guardian lo resumieron así: los pesqueros no ingleses podrán perder gran parte de sus derechos de pesca. Los repartos serán anuales y al estilo noruego, como anticipó este periódico para disgusto de la flota de Vigo, para quien es "una espada de Damocles".

El Libro Blanco no concreta en base a qué criterios científicos, políticos o económicos dará cuotas a los países comunitarios, que de momento negocian con Londres en bloque (no Estado por Estado).