Ningún país comunitario tiene tantos embajadores flotantes como España faenando en aguas europeas; ninguna economía regional es tan dependiente de la pesca como la de Galicia. Aún así, es precisamente la gallega la flota menos rentable del continente, según las cifras actualizadas del Scientific, Technical and Economic Committee for Fisheries (Stefc). Este organismo oficial de la Comisión Europea coloca a los barcos españoles -principalmente gallegos- a la cola en valor añadido por trabajador, en margen neto sobre las capturas y en posición financiera. Solo el incremento del precio del pescado en los últimos años -se ha revalorizado por encima del 20%- mejora la tendencia del sector. La escasez de cuotas, la falta de permisos de pesca para las especies más valoradas (cigala, rape) y el envejecimiento de los barcos son los causantes de este escenario, que no ofrece visos de cambio.
El factor determinante tiene que ver con un sistema de reparto estipulado en 1983, al que España y Portugal se sumaron tres años después de mano de su incorporación a la extinta Comunidad Económica Europea (CEE). El criterio, conocido como estabilidad relativa, primó -y todavía lo hace, nunca se ha cambiado- a las flotas de Francia, Reino Unido, Bélgica, Holanda, Dinamarca y Alemania. El caso belga es muy significativo: apenas cuenta con 60 barcos activos (menos de la mitad de los que se dedican al cerco en Galicia), pero genera más de 100.000 euros de valor añadido bruto por trabajador a tiempo completo. Es el triple que lo que consigue la flota gallega. Sucede algo similar con Dinamarca, cuya flota representa el 15% de la capacidad de la de España, pero factura el doble por cada buque.
La flota de Bélgica cuenta por ejemplo con una cuota de más de 3.500 toneladas de rape. Si todos sus barcos se dedicasen a esta especie, de alto valor comercial, tocarían a casi 50 toneladas por barco, unos 250.000 euros de valor en primera venta. Si todos los barcos gallegos hiciesen lo propio tendrían que conformarse con poco más de tonelada por pesquero; serían 5.000 euros por cabeza. Este es uno de los motivos por los cuales la rentabilidad de la flota es tan baja. El mismo 3% que se le asignó a la flota gallega en 1986 de cuota de rape en Gran Sol lo mantiene a día de hoy, al igual que el 11% de gallo (o rapante), el 30% de la merluza, el 0,2% del abadejo o el 6% de cigala.Y, aunque la salida de Reino Unido de la UE ( Brexit) vaya a cambiar necesariamente el statu quo, Bruselas ya ha descartado corregir el criterio de estabilidad relativa. De nuevo con el ejemplo de Dinamarca, sus pesqueros facturan cuatro millones de euros al día, por los dos millones de aquellos que tienen base en Galicia. Y tienen menos de la mitad de capacidad en sus bodegas.
Aunque es un país que sí ha iniciado la renovación de su flota, por eso los barcos gallegos destinan de media un 10% a costes energéticos y la mitad a reparaciones y mantenimiento. Son cifras oficiales divulgadas desde Bruselas. La de Francia se ahorra un 20% en este concepto en comparación con España, y gasta un 3% menos en combustible.
