Recorrer el puerto pesquero de Vigo por la noche tiene un cariz diferente que de día. La actividad no solo no descansa, sino que según pasan las horas desde la medianoche se incrementa. Es a partir de ese momento cuando las luces tras la lonja se encienden para iluminar a los barcos que descargan el pescado fresco para su subasta. FARO acompañó en una de esas noches a los trabajadores de la lonja que vaciaron buques de Gran Sol. Una operación en la que, sin embargo, se pudo comprobar in situ una tendencia en la que coinciden a pie de muelle tanto armadores como transportistas: cada vez se descarga más pescado llegado por carretera. O, dicho de otra forma, las capturas que se venden en la lonja de la ciudad llegan ahora mayoritariamente en camiones que conservan su frescura desde puertos como el de Milford en Reino Unido, Castletownbere y Killybegs en Irlanda o La Rochelle en Francia, entre otros.

Solo esta semana, la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI) contabilizó un total de 22 descargas de buques asociados que faenan en aguas de Gran Sol. De ellas, 18 llegaron a la ciudad en camión, con la carga cubierta con hielo y a cero grados. "Los viajes suelen tardar entre dos y tres días, dependiendo del trayecto", comenta Ricardo Alvite, uno de los camioneros que se dedican a estos transportes. Natural de Ribeira, espera en el puerto a que descarguen su camión y cuenta que los trayectos dependen de los ferris disponibles entre Irlanda y Reino Unido, así como con España. "A veces tenemos que ir de Irlanda a Inglaterra y de Inglaterra para Francia o para aquí, por eso depende", añade.

En su caso trabaja desde hace nueve meses para Potel Torres Transportes, una de las principales firmas que se dedican a este tipo de portes. Su dueño, Manuel Potel, ejemplifica el cambio de tendencia para traer pescado a Vigo con una frase: "Empezamos hace 15 años con tres camiones y ahora tenemos veinte". Originario de Pontecesures, Potel explica que "hay semanas puntuales que a veces se cargan hasta treinta camiones", para lo que es necesario subcontratar más unidades.

Este último caso es el que le tocó al camionero Agripino Romano. Este asturiano que trabaja en el grupo cántabro Transmayfa acababa de llegar al puerto poco antes de la medianoche con pescado descargado en Milford. En su caso llegó a España (Santander) desde Porstmouth con 21 toneladas, principalmente de merluza. "Hemos notado más carga de trabajo en los últimos años", comenta. Sobre las dificultades que se encuentra en el trayecto explica que "lo peor" es encontrarse mucho tráfico desde Burdeos, "allí puedes estar inmovilizado más de una hora".

El camión que conduce Romano traía consigo la carga capturada por el arrastrero Manuel Laura, de bandera británica pero capital gallego, como explica su armador Salvador González. Está en la lonja siempre que es necesario controlar las descargas de alguno de sus barcos, que gestiona junto a su hermano Manuel. Entre quejas por el bajo precio que tiene la merluza y mientras las carretillas elevadoras van trayendo el pescado hacia el espacio asignado, González comenta que "cada vez se trae más por camión" y que en su caso se hacen cinco descargas por "carretera" y una con el barco en puerto.

Los costes por realizar uno de estos transportes están en torno a los 4.000 euros y la media con destino a Vigo es de una veintena a la semana. Solo el viernes seis buques de Gran Sol descargaron su pescado en la lonja de viguesa. De ellos, cinco utilizaron el camión.

Y es que los barcos no dejan de llegar a Vigo pese a que la tendencia haya cambiado. Los más habitual es que coincidan ambas "modalidades" de descarga, es decir, que el proceso de estiba de las embarcaciones se junte al de los camiones para nutrir la lonja de pescado fresco.