Cuando buena parte del marisco que se consumirá en las fiestas navideñas está ya en el congelador, y cuando está más de moda que nunca el centollo, por su indudable calidad y abundancia este año, salta a la palestra una especie que, como la anterior, empezó a pescarse el 12 de noviembre pasado en Galicia, y que desde entonces ofrece unos muy buenos resultados a la flota, el buey de mar.

Tanto es así que se están alcanzando registros históricos en algunas lonjas con los que se constata un resurgir de la especie que empezó a notarse en 2015, después de un lustro con un preocupante descenso de capturas.

Es cierto que no es una especie tan habitual en las rías gallegas como su "primo" el centollo, que suele esconderse a mayor profundidad que el "rey de los mariscos" -dificultando su captura- y que tampoco es que despierte el mismo interés entre la flota de enmalle.

Pero también lo es que se trata de una especie preciada para muchos consumidores cuyo tirón se nota más si cabe en estas fechas.

Para que el lector se haga una idea de lo que está dando de sí la pesca del buey de mar -atrapado en las mismas redes (miños) que el centollo-, puede decirse que en toda Galicia se subastaron 17 toneladas en el año 2001, cuando resulta que esa es la misma cantidad que se ha vendido ya en lo que va de 2017 exclusivamente en la lonja de A Coruña.

Con los datos aún provisionales en la mano se constata que la rula de la ciudad herculina es la más importante para este recurso, junto con Burela, que ha despachado este año tres toneladas; O Grove, que supera las dos toneladas; y Ribeira, que ronda esa cifra.

Dicho esto, y volviendo al principio, decir que el resurgir de la especie queda patente en el hecho de que se vendieran este año en toda la comunidad autónoma cerca de treinta toneladas de buey por importe de unos 110.000 euros.

Estos son prácticamente los mismos registros que en todo 2016 -fueron entonces algo más de 32 toneladas- y ya están por encima de los de 2015, cuando se subastaron casi 26 toneladas. Desde luego superan con creces las nueve toneladas de 2014, y por supuesto las cinco toneladas de 2013 o la seis toneladas de buey con las que se cerraron los ejercicios 2011 y 2012.

"Se trata de una especie que no se deja ver mucho por nuestras rías y a la que tampoco nos dedicamos con la misma intensidad que al centollo; pero no cabe duda de que el buey se deja ver más que antes, de ahí que las capturas aumentaran considerablemente", confirma el patrón mayor de O Grove, Antonio Otero.