Ante el inminente comienzo de la campaña de pesca de la centolla se intensifica la presión hacia la especie por parte de los furtivos, lo cual, a su vez, dispara el número y frecuencia de los controles a cargo de Gardacostas de Galicia, en ocasiones -no siempre- en colaboración con Policía Autonómica, Guardia Civil y la Policía Local.

La pesca ilegal de este crustáceo es una constante en verano, a causa de la demanda de ciertos restaurantes y consumidores. Pero esas capturas fraudulentas se disparan en las semanas previas al arranque de la temporada, que en la 2017-2018 se lanza oficialmente el día 12, cuando se largarán los miños en las provincias de Pontevedra y A Coruña.

Los furtivos de la centolla o bien lo venden ya u optan por reservarlo dentro de jaulas o salabardos que mantienen en el agua a la espera de que termine la veda y colocarlo en el mercado, aunque saltándose los topes de captura establecidos y casi siempre sin pasar el producto por lonja.

Ese crustáceo capturado de manera ilegal carecerá de calidad dentro de unos días y dañará la imagen del sector, ya que al permanecer dentro de los salabardos no puede alimentarse y pierde carne cuando está colgado en los pantalanes flotantes de los puertos o de la borda de las naves amarradas.Las labores de inspección de gardacostas se producen de manera intensa esos lugares, como ocurrió ayer en muelles pesqueros en O Grove.