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La productividad de la flota gallega cae un 14% por la rigidez de la UE

El valor añadido por empleado baja a los 32.000 euros pese a la pérdida de diez barcos de altura

A los países pesqueros de la Unión Europea les sobran cada año 2.400 toneladas de cuota de camarón de Gran Sol, 6.400 toneladas de rape, 53.000 toneladas de solla... No se utilizan, no son acumulables de un año para otro y no se pueden vender. La rigidez de la normativa comunitaria, sin modificar desde 1986, impide que la flota española pueda acceder a estos excedentes aunque los necesite y aunque la falta de cuotas derive en pérdida de capacidad pesquera y deslocalización de barcos. Además alimenta iniciativas como la irlandesa que, como ha avanzado FARO, quiere construir una gran lonja en su territorio para arrebatar a Vigo las descargas de pescado de Gran Sol. Y genera consecuencias como ésta: en 2015 el valor añadido bruto (VAB) por empleado era de 37.000 euros; un año más tarde, de 32.000 euros. Son datos oficiales de la Comisión Europea, que acaban de ser actualizados.

Esta cifra representa una sexta parte de la productividad generada por la flota de Dinamarca, con 200.000 euros al año por trabajador a tiempo completo. La distancia entre ambos países se ha ensanchado: la flota danesa elevó su VAB por marinero un 37%, mientras que la gallega se anotó un retroceso del 14%. Pero es que el país nórdico es el que más cuotas tiene en aguas comunitarias, con un 23% del total, pese a contar solamente con el 4% de la capacidad pesquera de la UE. España dispone ahora del 22,6% de capacidad, pero solo puede repartir entre sus barcos el 7% de las cuotas que asigna cada año Bruselas. Un statu quo que los armadores pelean por corregir con cesiones de cuotas de aquellos Estados que no las utilizan, pero para lo que no han logrado ningún éxito hasta ahora.

Esta pérdida de rentabilidad se produce pese a la pérdida de capacidad pesquera de la flota gallega, especialmente la que faena en aguas comunitarias, con una decena menos de barcos de altura (arrastreros y palangreros de fondo). Del lado opuesto está Bélgica, con solo 73 buques operativos, pero capaces de lograr un VAB de 102.500 euros por empleado a tiempo completo. O Alemania, con apenas un millar de barcos en funcionamiento (el 27% de sus buques no faenan a día de hoy), con un VAB de 68.300 euros.

Estas elevadas cotas de rentabilidad (muchas capturas para pocos barcos y empleados) hacen que los salarios abonados de promedio lleguen a duplicar los que se abonan en Galicia. En Bélgica alcanzan los 75.000 euros anuales, por los 73.000 de Dinamarca, los 71.500 euros de Holanda o los 66.700 euros de Francia. En España los salarios medios por tripulante se quedan en los 20.500 euros anuales, según los mismos datos de la Comisión, solo por encima de los 16.400 de Portugal entre los Estados con peso relevante en la industria pesquera. Los lusos entraron en la Comisión Económica Europea (CEE) al mismo tiempo que España, y a ellos también se le aplicaron los criterios de reparto fijados por Francia, Reino Unido, Irlanda, Dinamarca y Holanda. A excepción del último, estos mismos países dejaron sin faenar en 2015 casi 5.500 toneladas de rape en aguas comunitarias. Es una cantidad superior al máximo permitido de capturas de toda la flota española (5.293 toneladas), que habría alcanzado un valor comercial de 35,4 millones de euros.

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