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Los retos del sector

Un grupo chino amenaza a la flota gallega en Mauritania al anunciar una nueva base

Hong Dong, con 110 barcos, busca aumentar las operaciones iniciadas en 2011 -Factura al año 5,2 millones en el país magrebí -Cefalopoderos gallegos y atuneros trabajan en la zona

Los armadores de pesca gallegos tienen en la flota china a uno de su mayores competidores cuando salen a pescar en los principales caladeros en los que trabajan en todo el mundo. Los países del oeste africano no son una excepción y las aguas de Mauritania es uno de los ejemplos más claros: tan solo seis cefalopoderos pueden pescar hoy en día especies demersales tras el último acuerdo entre la Unión Europea y el país magrebí. Mientras, la flota asiática cuenta con decenas de barcos capturando no solo merluza y otras especies típicas de las pesquerías mixtas del continente, sino que también tienen el pulpo y la sepia entre sus principales objetivos. Ahora Hong Dong International, que cuenta entre su flota con 110 buques, ha anunciado nuevas inversiones en la zona, con el objetivo de tener una nueva base de operaciones en el "rico caladero" mauritano.

La relación entre la compañía china y Nouakchott -capital del país africano- comenzó en el año 2011. Desde entonces, Hong Dong invirtió unos 85,8 millones de euros en una base que se convirtió en la principal de la firma fuera de China, facturando el año pasado 5,2 millones, un 20% respecto al año anterior.

Según explicó recientemente el responsable de la firma, Lan Ping Yong, la empresa tiene como objetivo "construir un Fuzhou de los mares", en relación a la ciudad china situada a la altura de Taiwan en la que está asentada la compañía, la más importante en la región. En unas declaraciones recogidas por SeafoodSource, el mandatario concretó tras una reunión con responsables del Gobierno mauritano que "ante los retos en casa" van a "necesitar construir bases en el exterior".

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En un encuentro sobre tecnología pesquera para la flota de larga distancia en China, desde Dong Fong anunciaron que este movimiento es necesario "para asegurar el desarrollo sostenible de la empresa" y, para ello, se alinearán con la "estrategia del Gobierno chino". Es decir, a través de los subsidios de Pekín para la construcción de esa flota de larga distancia, cifrado en 6.000 millones al año en subvenciones. No en vano, la misma publicación asegura que la empresa tiene actualmente 60 buques encargados para su construcción.

Allí, además, también está desde 1991 la Mauritano-Chinoise de Pêche, formada en un 60% por capital mauritano en un 40% por capital chino. Juntos hacen que la pesca china recoja -según los últimos datos disponibles- 72.000 toneladas de pescado para los barcos chinos y apenas 11.600 para los españoles, cuando en 1990 la tendencia era la contraria: 174.000 toneladas para los buques de pabellón español, frente a las 69.500 de los de China.

Y es que en ese mismo caladero la flota gallega intenta subsistir a día de hoy. Este mes comenzaron a faenar allí algunos de los seis cefalopoderos gallegos que solicitaron su licencia. Un permiso de pesca que llega después de su expulsión en 2012 y de unas duras negociaciones con Mauritania que llegaron a su fin el año pasado, con una solución de pago para la UE de 59,1 millones por año hasta 2019. Junto a ellos faenan marisqueros andaluces y algún atunero. Una situación que los deja en desvenaja frente a sus competidores.

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