Tras un arranque primaveral inusualmente benigno en cuanto a presencia de biotoxinas marinas en las rías gallegas, las actuales condiciones meteorológicas provocan un repunte de células que obliga al cierre masivo de bateas de cultivo mejillón. Tanto es así que a estas alturas ya hay más polígonos bateeiros cerrados que abiertos, sobre todo después de que ayer el Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar) decretara la prohibición de extracción en dos de los situados en Cangas, tres de la ría Muros-Noia, el Vigo A y dos de los arousanos.

En concreto hay que hablar de una treintena de polígonos inoperativos, por lo que quedan una veintena de zonas disponibles, aunque previsiblemente se irán cerrando poco a poco en los próximos días.

Y es que como sucede con enfermedades como el mildiu y cultivos como el viñedo, las toxinas lipolíficas, entre las que destacan las diarreicas (DSP), se mueven "como pez en el agua" con estas condiciones, cuando en las rías se forma este cóctel meteorológico de vientos de componente sur, temperaturas suaves e incluso altas -tanto en superficie como en el agua- y precipitaciones intensas.

Destaca que ayer por la tarde, con el termómetro rondando e incluso superando los veinte grados centígrados -en el aire-, el agua marcara nada menos que diecisiete grados, como sucedía en las estaciones meteorológicas de Meteogalicia en Pilar de Rande (Redondela) o Cíes. Como dicen los propios mejilloneros de forma muy coloquial: "Esto es de libro; ya se sabe que las células se disparan cuando llueve y hace sol".

El sector mitilicultor afronta, por tanto, uno de esos episodios tóxicos que popularmente se conocen como "marea roja", aunque bien es cierto que no deben causar preocupación de ningún tipo para los productores ni los consumidores.

Por un lado no hay riesgo para la producción, ya que el mejillón en esta época del año no atraviesa su mejor momento y el que estaba en condiciones de ser vendido ya se despachó con intensidad en el último mes, aprovechando la ausencia de toxicidad y el hecho de que existiera una fuerte demanda por parte de las depuradoras de Francia e Italia.

Esto sin olvidar la decisión de cocederos y conserveras, que lanzaron su campaña de industria incluso en pleno desove, en muchos casos adelantándose sensiblemente respecto a otros años.

Por otra parte, no hay riesgo para la salud pública, por mucho episodio tóxico que comience ahora, pues como se ha explicado en tantas ocasiones anteriores el mejillón que se comercializa y adquiere por los cauces reglamentarios procede de zonas exentas de fitoplancton portador de biotoxinas marinas, o al menos de zonas donde se garantiza que los niveles acumulados no resultan dañinos.