El Consello Regulador explica que el incremento de ventas para el mercado de fresco durante el pasado ejercicio "llevó aparejado un notable aumento de los controles realizados por los técnicos de la DOP en los puntos de descarga"; lógicamente con la intención de garantizar que todo el producto que llegue al consumidor con esta marca de calidad lo haga reuniendo las características exigidas en el reglamento. De ahí que frente a las 11.461 intervenciones o controles efectuados en los puertos en 2015 se pasara el año pasado a 13.960.

Dicen en el órgano que preside Francisco Alcalde que estas supervisiones se complementan "con las acciones llevadas a cabo por la consultora Bureau Veritas, encargada de auditar empresas y bateas certificadas por la DOP".

De este modo, "el sistema de inspección establecido por Mexillón de Galicia basa su solvencia en que las operaciones entre productores y comercializadores son revisadas con independencia y rigurosidad, sometiendo a un control de calidad cada una de las partidas de mejillón que se descargan", garantiza el Consello.

Lo que se hace en sus puntos de control, en los diferentes puertos gallegos, es tomar muestras de mejillón al azar entre la producción que se descarga, y antes de su transporte y comercialización se somete a un proceso de cocción para, una vez analizadas las viandas, determinar si merece estar amparado o no por la DOP. A continuación el mejillón es transportado hasta los centros de elaboración y transformación, donde se verifica la adecuación del producto obtenido a las normas. También se inspeccionan aleatoriamente puntos de venta -mercados centrales y detallistas- para comprobar el estado final del producto antes de su adquisición por parte del consumidor".