La polémica por el consumo del panga en España resurgió tras el anuncio del grupo de distribución alimentaria Carrefour, a principios de este mes, de que dejará de vender este producto en sus supermercados por "razones medioambientales". Las asociaciones de padres y madres de alumnos se apresuraron también a pedir su prohibición en los colegios, al igual que las organizaciones de consumidores desaconsejar su consumo. Sin embargo, el gerente de la Asociación Empresarial de Productores de Cultivos Marinos (Apromar), Javier Ojeda, insiste en que no hay "tema para tanto revuelo" porque la importación del panga es "legal y se puede comprar y vender perfectamente". "Es más una cuestión de respeto medioambiental en origen, de nutrientes", afirma.

El panga es un pez de agua dulce que engorda en poco tiempo y que puede llegar a medir en torno a un metro. Se vende normalmente congelado y en filetes (raramente se puede encontrar fresco o refrigerado), no tiene espinas y es muy barato, por lo que atrae a todo tipo de consumidores. Este pescado siempre generó controversia, especialmente tras la publicación en 2006 de un documental francés titulado Qu'est ce qu'un Panga? que mostraba las condiciones de cría del panga en el río Mekong, en Vietnam, para su venta en Europa.

Las importaciones españolas de panga disminuyen año a año, bien por el incremento del desprestigio del producto bien porque los consumidores se decantan por otro tipo de pescado con mejores propiedades nutritivas y precios similares. En Galicia la tendencia es otra: es la comunidad que más compra. España importó 21.102 toneladas el año pasado entre enero y noviembre, frente a las 25.358 de 2015, según datos proporcionados por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. La gran mayoría del producto importado llega congelado -tan solo se importaron 40 toneladas de producto fresco en 2016- de Vietnam, principal país de cultivo de este pescado. El descenso de las importaciones es todavía mayor si se compara con los datos de 2003, cuando entraron en España 33.798 toneladas, de las que 31.650 eran filetes congelados procedentes de Vietnam.

Galicia fue la comunidad autónoma que más panga importó el año pasado, con 6.829 toneladas de las 21.102 totales de España y un incremento del 10% con respecto a 2015 (6.197). Entre 2010 y 2016 entraron en la autonomía gallega 58.151 toneladas de esta especie, pese a que Galicia cuenta con la flota pesquera más importante de España. Por este motivo, la flota reclama que se "recomiende" no consumirla, pero no su prohibición.

El sector y las asociaciones de consumidores demandan un control más sólido de la venta de panga y su distribución en hospitales y colegios e instan a que se destaque la calidad del producto fresco gallego frente a las dudas existentes en torno a este pescado de cultivo.

El presidente de la Federación Galega de Confrarías de Pescadores, Tomás Fajardo, recomienda consumir pescados "de la tierra", capturados por la flota gallega y con certificados de calidad. "No habría por qué recurrir al producto foráneo cuando en el mercado gallego hay productos de la tierra de mejor calidad, precio similar y con un valor nutricional importante que pueden cubrir ese espacio", recalca. Fajardo pone como ejemplo los pescados azules del cerco: la bacaladilla, el rape o el gallo, que cuestan unos cinco euros el kilo en las pescaderías.

"Los minoristas trabajamos con pescado nuestro, no vendemos panga. Me imagino que se venderá en grandes superficies", afirma el presidente de la Asociación de Minoristas del Puerto de A Coruña, Amando López. Los pescaderos resaltan la calidad de su producto fresco y dudan de que el perfil del comprador de panga sea el mismo que el de aquel que compra "una merluza fresca" tanto por el precio como por la información que se da sobre estos pescados. "Después de las noticias difundidas sobre su producción y los controles sanitarios que pasa, las autoridades deberían tomar las medidas oportunas y no comprar productos de origen dudoso", afirma López sobre la posibilidad de que se dispense en comedores escolares y hospitales.

La Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (Ceapa) exigió en una carta al ministro de Educación y a la ministra de Sanidad la prohibición del consumo de panga, tilapia y cualquier otro pescado de producción similar en los colegios españoles. La petición surgió a raíz del anuncio de Carrefour de que deja de comercializar panga en los supermercados españoles solo una semana después de retirarlo de sus puntos de venta de Francia y Bélgica, aunque aseguró que la salubridad e higiene del panga que vendió hasta el momento estaban garantizadas y que realizaba los controles necesarios en granjas de cría y factorías de transformación.

Los menús de los comedores escolares públicos en Galicia tienen que adecuarse a una guía publicada por la Xunta que no incluye este pescado, por lo que el departamento de Educación asegura que no le consta que se sirva panga, aunque advierte de que no le corresponde su prohibición. La Consellería de Sanidade, por su parte, informa de que "cada gerencia" organiza los menús de los hospitales que gestiona, por lo que no puede aseverar si en ellos se sirve panga o no.

El Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría (AEP) recomendó en un comunicado consumir otras variedades de pescado como merluza y lenguado tres o cuatro veces por semana y limitar el consumo de pescados azules como sardinas, salmón y atún a una vez en sustitución del panga. El coordinador de este organismo, José Manuel Moreno, afirma que la captura de estas especies recomendadas es más respetuosa con el medio ambiente, su entramado laboral es "más acorde a nuestro sistema de valores" y su calidad nutricional es mejor en relación con el procedente de Vietnam.

La Organización de Consumidores y Usuarios de España (OCU) realizó análisis a 23 muestras de panga, al sospechar de la presencia de "posibles contaminantes ambientales", y el 17% de esas muestras presentaba trifluoralina, un herbicida prohibido en Europa, y el 39% mercurio, un metal pesado. Los responsables de la asociación advierten de que, aunque las cantidades halladas de estos elementos no superaban los límites legales, su ingesta más de una vez a la semana puede resultar perjudicial para la salud. "Ninguno de los dos contaminantes encontrados suponen aisladamente un riesgo inmediato para la salud, pero estos residuos deben ser tenidos en cuenta para realizar los controles y recomendaciones oportunos a la población", aconseja la organización.

La OCU también previene sobre el impacto ambiental del transporte del panga desde sus países de origen. Según esta entidad, los efectos negativos de transportarlo fresco en avión (9.000 km) son 28 veces superiores al de transportarlo ultracongelado en un barco carguero (17.500 km), por lo que recomienda consumir pescados autóctonos para reducir "la huella ecológica".

"El panga se inspecciona periódicamente tanto en el punto de entrada a la UE como en los controles oficiales de los estados miembros", defiende, por su parte, el portavoz de Seguridad Alimentaria de la Comisión Europea, Enrico Brivio. El representantes del Ejecutivo comunitario recalca que Bruselas supervisa las condiciones de higiene a lo largo de toda la cadena alimentaria así como el uso de aditivos en el producto, la trazabilidad y su certificación. Europa también efectúa controles de residuos de alimentos veterinarios y antibióticos, precisa Brivio.

En los últimos años, la CE realizó varias auditorías sobre los productos pesqueros y residuos de Vietnam, informes que, debido al interés mediático, estuvieron "centrados en el panga", admite el Ejecutivo comunitario, pero en ellos no se detectaron grandes deficiencias. Bruselas subraya que las cadenas de distribución privadas son libres de tomar las decisiones comerciales que consideren oportunas y explica que, en sus auditorías, los inspectores comunitarios no evalúan los asuntos medioambientales, a menos que afecten a la seguridad alimentaria del producto.

La importación de panga fue cuestionada por Europa en 2008, cuando la CE se planteó prohibir su compra a China y Vietnam en caso de detectar problemas sanitarios. Esa prohibición, sin embargo, no llegó a producirse y ahora la salubridad y el respeto medioambiental del cultivo del panga vuelven a estar en cuestión.