Se veía venir, después de los últimos temporales, con vientos huracanados y mar de fondo. Las intensas corrientes marinas generadas introducían en las rías gallegas las células tóxicas que durante un otoño y un arranque de invierno inusualmente benignos permanecían "agazapadas" y al "acecho" en la plataforma continental.

De este modo reaparece en el panorama acuícola la popularmente conocida como "marea roja". Lo hace por un motivo poco habitual, como es la excesiva acumulación de toxina paralizante (PSP), cuando lo habitual es la diarreica (DSP), y con una fuerza pocas veces vista, como lo demuestra el hecho de que ayer se cerraran de golpe nada menos que 21 polígonos bateeiros, aproximadamente el 40% de los existentes en Galicia.

Con un total de 52 polígonos mejilloneros repartidos por toda la comunidad autónoma, y todos ellos abiertos durante las últimas semanas -a excepción del de Corme/Laxe, que no funciona desde hace cuatro años- estos cierres suponen un duro golpe para el sector.

Aunque bien es cierto que no hay motivo aparente de alarma, ya que la actual época del año no es especialmente propicia para las ventas. Desde luego los daños o perjuicios para los productores son muy inferiores a los que podrían sufrir en caso de producirse un cierre similar en verano u otoño.

Lo que hizo ayer el Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar), el laboratorio de referencia dependiente de la Consellería do Mar con sede en Vilaxoán (Vilagarcía), fue ordenar el cierre definitivo o cautelar, que a la postre viene a ser lo mismo, en seis polígonos bateeiros de la ría de Vigo, donde permanecen otros tantos aún operativos.

En concreto en estas aguas se impide extraer y comercializar mejillón en los Cangas F, Cangas G, Cangas H, Cangas C, Cangas D y Vigo A.

Junto a ellos se cerraron a causa de los altos niveles de biotoxinas detectados el polígono mejillonero de Baiona y los ocho existentes en la ría de Pontevedra.

En Arousa se prohibió la extracción en otros seis polígonos, como es habitual los situados en aguas exteriores, es decir, los más cercanos a la boca de la ría.

Se trata de los cuatro de O Grove y los Cambados C Norte y C Sur, por lo que todo indica que si persiste el avance del fitoplancton portador de biotoxinas -todo indica que así será-, en próximos días se cerrarán más polígonos de esta que es la ría más productiva de Galica, con una veintena de zonas aptas para el cultivo en las que están fondeadas 2.200 de las 3.300 bateas mejilloneras gallegas.

Por ahora -solo por ahora-, siguen completamente exentas de biotoxinas la más alta de las Rías Baixas, la de Muros-Noia, con cuatro polígonos, y la coruñesa de Ares-Betanzos, con dos polígonos más.