La pesca del atún en Filipinas sigue siendo un oscuro negocio debido a la constante falta de transparencia en sus métodos de procesado y la explotación de especies que están cerca del peligro de extinción, según ha denunciado Greenpeace, que elaboró un estudio en el que pedía la colaboración de las principales empresas atuneras para conocer desde sus métodos de pesca, las especies que enlatan y las condiciones laborales de sus trabajadores. El país, como otros del sudeste asiático, se enfrentan directamente a las conserveras gallegas en una lucha por el mercado europeo.

La ONG señaló que este año las empresas filipinas han mostrado una preocupante tendencia a negarse a revelar información para comprobar si el atún se obtiene de forma legal y sostenible. Un tercio de las enlatadoras más destacadas no quisieron responder a las preguntas de Greenpeace, mientras que una de las empresas más importantes, que se vende en Filipinas como "la marca de atún de confianza", envió los datos y documentos requeridos mucho más tarde de lo estipulado.

Greenpeace subraya que las reservas de atún se enfrentan a una intensa y creciente explotación, y que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza ha incluido en su lista de especies cercanas al peligro de extinción al atún blanco, mientras que el atún patudo ha sido calificado como "vulnerable". Pese a ello, el informe revela que la mayoría sigue pescando una de estas especies o ambas.