Las fuerzas desplegadas en aguas de Somalia para controlar la piratería están en alerta tras el primer ataque en dos años y medio en la zona. La relativa calma que mantenían los militares que patrullan este trozo del océano Índico a través de la Operación Atalanta se rompió cuando un esquife con seis hombres armados decidió atacar un quimiquero, con el que llegó a intercambiar disparos. Rob Magowan, general que comanda las operaciones de la Fuerza Naval de la Unión Europea (EU Naval Force), reiteró "la necesidad de una vigilancia continua en el mar".
El ataque tuvo lugar a 330 millas náuticas del este Costa de Somalia el pasado 22 de octubre. El equipo de seguridad armada a bordo del CPO Korea respondió con fuego al pequeño barco que los acosaba hasta que desistieron. En ese momento, la tripulación del quimiquero implementó medidas de "autoprotección", aumentando la velocidad, alterando el rumbo y utilizando las mangueras para frustrar el ataque.
Sobre esto, Magowan fue claro: "Este ataque demuestra que los piratas todavía tienen la intención de atacar a los barcos por un rescate y causar miseria a la gente del mar y sus familias". Es por este motivo que el militar ve "imperativo" que tanto la UE como la comunidad internacional "siga vigilante". "La Fuerza Naval de la UE está trabajando con socios contra la piratería para coordinar los esfuerzos para garantizar que los piratas no vuelvan a aterrorizar las aguas de la costa somalí", recalcó el general. En la actualidad en la operación participa un barco español, el Relámpago.
Según explicó la propia Fuerza Naval de la UE a través de un comunicado, este es el primer ataque reportado contra un buque mercante frente a la costa de Somalia en dos años y medio y llega justo después de que 26 rehenes asiáticos del buque pesquero Naham 3 fueran liberados también el 22 de octubre después de ser secuestrados por piratas somalíes durante cuatro años y medio.
La piratería en Somalia se incrementó, principalmente, entre 2008 y 2011. En ese primer año se sucedieron secuestros que causaron gran revuelo y que afectaron también a buques de pesca con gallegos a bordo. Este es el caso del Playa de Bakio, que fue capturado con 26 personas a bordo (8 de ellas, gallegas) y liberado más tarde tras el pago de un rescate, y, sobre todo, del Alakrana. Tras 47 días de secuestro, el atunero fue liberado y, con él, ocho gallegos que formaban parte de los 36 tripulantes.
