Ángel Martínez Varela no sabe explicar por qué, con más de cuarenta años de trayectoria profesional, algo más parecido a un impulso se hizo con el timón del barco. "Yo quiero reconstruirlo, es mi obsesión desde el primer día. No me preguntes por qué". El presidente de Fandicosta quiere dejar la compañía como estaba, dibujando en la Ría de Vigo un skyline que un incendio borró el mes de mayo. El 60% de las instalaciones de Domaio empezarán a reconstruirse este mes con permiso de la burocracia. Fandicosta se revela en Conxemar como lo que no dejó de ser, una multinacional pesquera capaz de producir cuarenta productos. Ni rastro de padecimientos. Nunca los hubo.

El empresario, heredero de una saga que entró en el negocio en 1904 -"xa choveu"-, admite no obstante que aún le es "difícil hablar" de lo sucedido. "Me puse una prioridad en el primer momento: si paramos estamos muertos. Si el incendio hubiese ido a la otra fábrica estábamos muertos. Y, si paro de fabricar, un cliente puede tenerte en muy buen concepto pero debe buscarse la vida". Y sobrevivió Fandicosta sin sistema informático -"no podíamos facturar"- hasta el mes de julio. "Te levantas y parece que has retrocedido cien años y estás trabajando en 1900", explica. "Ahora estamos un poco más tranquilos, ya con los proyectos nuevos". En pie las marcas propias, la diversificación de mercados, la alianza con Disney, la expansión a Estados Unidos.

¿Por qué un empresario consolidado se mete en un lío semejante? Es una pregunta que rondó incluso en su equipo. El incendio afectó a la compañía, pero no quebró su capacidad de prestar servicio, como destaca "orgulloso" su presidente. Aún sin la superficie afectada por el siniestro, y más achicados en las instalaciones -las oficinas, por ejemplo, se construyeron sobre la base de casetas de obra-, el volumen de facturación de Fandicosta la mantiene entre las principales firmas del sector. ¿Por qué? "Podría haber tomado otra determinación, habría sido lo más fácil", asiente. "No sé, llevo muchos años en el mundo del pescado. Quiero dejarlo igual. Cuando lo deje, que quizás sea pronto, porque hay que dejarlo en algún momento? quiero dejarlo funcionando. Es mi idea".

La compañía cerró el pasado ejercicio con un volumen de ventas de casi 104 millones de euros, más de dos puntos por encima de los datos de 2014, con una penetración en el mercado exterior de casi el 30%. La principal especie para el grupo son los cefalópodos (calamar y pota, un 27%), que explotan directamente desde Argentina (illex argentinnus) a través de la firma Pesquera Cruz del Sur. Le siguen el langostino y el pez espada, aunque la cartera de productos está diversificada y casi la mitad de los ingresos dependen de diversas especies, tanto las que faena la matriz del grupo (Botas) como la que se descarga en Domaio o adquiere a diversos proveedores.

"Nuestra ventaja es que en una semana empezamos", recuerda Ángel Martínez, "y la verdad es que ahora tenemos a gente ampliando los contratos. Nos dicen que, si no les fallamos con lo que nos pasó, no lo haremos nunca". A los veinte años de su fundación, el futuro de Fandicosta será más grande por la pertinaz "obsesión" de un ideólogo que no se cansa de hacer planes. "Estamos pendientes de papeles, pero por nosotros podríamos empezar este mes" con la reconstrucción de la factoría.