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Aplicación de la normativa de descartes

Los barcos de arrastre descartan más del 40% del pescado que capturan en el Cantábrico

Un estudio del Instituto Español de Oceanografía constata el desperdicio de recursos marinos, al que la Unión Europea se propone poner freno - La especie más desechada es la xarda

Arrastreros amarrados en el puerto de Marín en una fotografía de archivo. // Santos Álvarez

Cuatro de cada diez kilos de pescado que capturan los barcos arrastreros que faenan en el caladero Cantábrico-Noroeste -la proporción disminuye a menos del 5% en los barcos que utilizan artes más selectivas- han de ser devueltos al mar por constituir lo que se conoce como pesca indeseada: peces que no dan la talla y especies en veda, con el cupo agotado o de nulo valor comercial. Esta es una de las conclusiones que permite extraer el estudio que realizaron varios investigadores del Instituto Español de Oceanografía (IEO) durante tres años y que recientemente ha visto la luz en un atlas que publicó el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Los científicos, que hicieron el trabajo de campo en barcos y puertos gallegos y asturianos, trataron de hacer un dibujo fiel de la realidad de los descartes pesqueros en el área de análisis considerada como antesala de la implantación de las medidas que ha aprobado la Unión Europea para reducir las toneladas de pesca desechada.

Las observaciones de los autores del estudio determinan que la especie con más alto porcentaje de descarte es la xarda (caballa): el porcentaje de devolución al mar llegó al 69,28% para el periodo de observación considerado (las campañas pesqueras de los años 2011, 2012 y 2013). La segunda especies más descartada es la bacaladilla, con un 47,56% de rechazo de las capturas realizadas. Los descartes de merluza fluctúan entre el 38,4 y el 43,62 por ciento en función de la modalidad de pesca de arrastre observada (baca o pareja). La lista queda completada con otras tres especies: gallo (con un 41,12% de descarte), jurel (21,84%) y rape (10,7%).

En el caso de la merluza, y a diferencia del grado de descarte de los barcos arrastreros, los que faenan con otras artes logran porcentajes de descartes mucho más comedidos: 2% las lanchas llamadas beta (enmalle dirigido a especies demersales; esto es, de aguas profundas) y un 1% en el caso de los barcos volanteros. Los bajos porcentajes de descartes de las embarcaciones tipo beta y de volanta se repiten en la pesquería de jurel (entre el 0,3 y el 2,48 por ciento de descartes) y en la de xarda (entre el 0 y el 6,57 por ciento). No así en la pesca de rape, donde las lanchas beta tienen un rendimiento de descartes del 72,7% y las de rasco, que en su caso llega al 30,92%.

Otra lectura de la realidad de los descartes que proporciona el estudio del IEO es que en el caso de la merluza, el rape y los gallos la causa principal -y con mucha diferencia del rechazo de capturas- tiene que ver con la talla de las mismas; en esas tres especies consideradas, el porcentaje de descartes relacionado con el tamaño del pescado está sistemáticamente por encima del 90%. La bacaladilla presenta la menor proporción de descartes relacionados con la talla (del 2 al 8%) mientras que el jurel y la caballa se mueven en cifras de descarte por tamaño muy condicionadas por el año considerado, de modo que el porcentaje fluctúa entre el 1,6 y el 52,3%.

El estudio se completa con una serie de mapas que dan a entender que las franjas marinas donde más descartes se realizan (más de 50 kilos por hora) son las comprendidas entre Burela y Tapia (Asturias) y entre Cariño y la ría de Muros. Las zonas más calientes de descarte de gallo se corresponden con la práctica totalidad del litoral gallego, el cañón submarino de Avilés, el oriente asturiano y las costas cántabra y vizcaína. En el caso del rape es la vertical de la provincia de Lugo y en el de la xarda y jurel es en las inmediaciones del caladero al norte de Peñas.

Los armadores de Marín participan en un proyecto para dar salida a esos descartes

  • El problema de los descartes preocupa, y mucho, al sector. Por ese motivo los armadores están realizando estudios para atajar las consecuencias de la normativa de Bruselas. Uno de ellos es la Organización de Productores de Pesca Fresca del Puerto y Ría de Marín (Opromar), que ha elegido a tres de sus buques de arrastre de litoral -dos faenan en el caladero del Cantábrico Noroeste y otro en aguas de Portugal- para la instalación de un nuevo sistema para monitorizar los descartes, como avanzó FARO en mayo.Bajo el nombre de iObserver, el sistema -que forma parte del proyecto Life iSeas, coordinado por el Instituto de Investigaciones Mariñas (IIM) de Vigo- cuenta con una cámara que realiza fotos continuamente sobre una cinta que sale del parque de pesca de los buques, capturando lo que pasa por ella para un futuro análisis.Además de Opromar y el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC, a través del IIM), en la iniciativa participan también el Instituto Español de Oceanografía (IEO), la Universidad de Santiago, el Centro Tecnológico del Mar (Cetmar), Talleres Josmar y el Centro de Supercomputación de Galicia (Cesga).De esta forma Marín se convierte en un aliado fundamental para la flota a la hora de atajar los problemas que pueda dar la normativa de descartes. Y es que está previsto que Marín acoja también un centro de valorización de estos desechos pesqueros y su comercio. Denominado será iDPV, servirá como punto para el procesado integral y la valorización de los descartes.

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