-Ya ha pasado un mes y medio desde las elecciones en ARVI, a las que se presentó como candidato. ¿Hay roces en la cooperativa?

-No, ARVI siempre ha sido un colectivo de gente apasionada por su profesión. Roces no hay. Lo que hay son diferentes maneras de enfocar las cosas. Hubo elecciones, ganó un proyecto y habrá que dejar tiempo para ver si se desarrollan y ejecutan sus compromisos electorales. Por lo demás seguimos trabajando. Sí que hay un período de transición y habrá que ver cómo evoluciona.

-¿Cambió algo desde que perdió las elecciones ante Javier Touza por un voto?

-Aunque uno pierda las elecciones no pierde su opinión. Hay que pensarse muy bien el modelo de cooperativa que queremos para el futuro. El modelo ha valido, y mucho, para los últimos 50 años, pero habrá que ver si hay que hacer reajustes para los próximos 50. Creo que la cooperativa está muy centrada en Vigo y hay que centrarse más en lo que hay fuera. Pero bueno, esto le corresponde al consejo rector y al presidente.

-Precisamente el Consejo rector decidió a finales de 2015 que usted sería presidente, ¿qué sucedió?

-Sucedió la democracia. En aquel momento el consejo me dio su apoyo y no había otro candidato. Nuestros estatutos permiten que en la asamblea se presenten candidatos y como hubo voces que pidieron que el presidente se presentara de nuevo, dio el paso. Luego hubo unas elecciones y se perdieron por un voto, que da igual que sea por uno o no, lo que importa es que una persona tiene más votos que otra y ya está.

-Y ese cambio de rumbo que debería tomar ARVI? ¿Cómo sería?

-La asamblea decidió ese rumbo, apostó por una continuidad y habrá que dejar al presidente que ejecute su programa, que por cierto es muy diferente de lo que hizo en los anteriores años y puede ser interesante. Tenemos desafíos bastante fuertes por delante con un 2016 intenso y habrá que estar a la altura.