-Los resultados del libro cobran más relevancia al activarse la normativa de descartes.

-¿Cuál es el principal enemigo de España para estas reclamaciones?

-De momento no lo sabemos porque creo que es la primera vez que la ministra hace estas reclamaciones. No sabemos si va a haber mucha o poca oposición. Estoy convencido de que los argumentos en contra van a ser difíciles. Llevado al campo legal está claro que cada estado es soberano sobre sus cuotas porque existe la estabilidad relativa y cada uno hace con las suyas lo que le da la gana. Pero no creo que la opinión pública y los estamentos políticos entiendan muy bien que un país no sea solidario con los demás.

-En un artículo para FARO hablaba de esa solidaridad entre países. ¿Por qué no se da?

-Es lo que hay que preguntar. Tampoco ha saltado el tema en estos términos, de que no se utiliza tal inmensa cantidad de toneladas al año. Hay que pensar que hay especies con un TAC de muy pocas toneladas. Habrá que esperar. Cada estado se ha posicionado en torno a la estabilidad relativa, defendiendo sus cuotas a capa y espada y no quieren ser solidarios porque hay un mercado y este es libre.