Los mariscadores a pie denuncian que, al contrario que el marisqueo a flote, no pueden acogerse a las subvenciones por cese de actividad que otorga la Unión Europea por causas como la mortandad en los bancos -mareas rojas- o catástrofes naturales. El diputado del BNG, Daniel Rodas, ya reclamó el pasado martes al Gobierno gallego que las ayudas del marisqueo a flote se extiendan a todos los mariscadores. La demanda del nacionalista partió del sector, molesto con la Xunta tras la gestión de las ayudas en la ría de Arousa, muy afectada por el parásito marteilia cochillia, que provoca una gran mortandad del berberecho. Mientras los mariscadores a flote se acogieron a los fondos europeos, el resto del sector no pudo hacerlo, a pesar de que aseguran que sus condiciones de trabajo son las mismas.

La Consellería do Mar mantiene, por su parte, que el sector que trabaja a pie y el que lo hace en barco son "segmentos distintos", y por ello, tienen "condiciones diferentes". Fuentes del departamento que dirige Rosa Quintana indican que tener un barco es un "requerimiento indispensable" para poder acceder a estos subsidios europeos, y que, aunque los mariscadores a pie no pueden acceder a estas ayudas, sí pueden acogerse a las prestaciones por cese de actividad del Instituto Social de la Marina (ISM), dependiente del Ministerio de Empleo. "Para otras cosas, como los trabajos de regeneración en los bancos, los trabajadores a pie tienen más ayudas que sus homólogos", añaden fuentes de la Consellería.

Aunque el ISM recoge el derecho de este sector a solicitar ayudas "por causas de fuerza mayor", los trabajadores aseguran que reunir las condiciones para recibir estas prestaciones es tan complicado que, en la práctica, no pueden acogerse a ellas. El presidente de la Asociación de Mariscadores a Pie de la Ría do Burgo, Manuel Baldomir, explica que los plazos son uno de los principales escollos: "Hay que aguardar hasta el siguiente mes, desde que sucede la 'causa de fuerza mayor', para empezar los trámites, y al menos otro mes para comenzar a cobrar", afirma Baldomir, que relata como, tras la aparición de una toxina que afectó al marisco de la ría de O Burgo en julio del año pasado, ninguno de los trabajadores de la ría pudo cobrar nada del ISM, a pesar de que no podían trabajar. "Hicimos todos los trámites necesarios, nos dimos de baja en la Seguridad Social, y desde el ISM alegaron que no cumplíamos los plazos estipulados", argumenta Baldomir, que asegura que nunca ha cobrado subsidio alguno por este motivo. Este trabajador mantiene además que su asociación no ha recibido ayudas para la regeneración: "Siempre nos dijeron que no había dinero".

El sector también exige el reconocimiento de enfermedades profesionales, consecuencia de sus "duras" condiciones de trabajo. "Trabajamos con muchísima humedad y en posturas muy forzadas, por lo que es muy normal padecer problemas óseos y musculares como artritis y artrosis", indica el representante de los mariscadores de O Burgo.

Estos trabajadores consideran, además, que su coeficiente de reducción -para rebajar la edad de jubilación- es "ridículo" y les discrimina en relación a otros grupos del sector. "Ahora mismo, por cada 10 años cotizados tenemos derecho a una rebaja de un año en la edad de jubilación, mientras que en la pesca tienen coeficientes cuatro veces mayores", asegura Baldomir.