El Registro de Buques Pesqueros de Galicia, actualizado a 31 de diciembre, cifra en 5.729 el total de embarcaciones existentes, de las cuales 4.438 corresponden a tercera lista -pesca extractiva y marisqueo- y nada menos que 1.291 están matriculadas en la cuarta lista, o lo que es lo mismo, como embarcaciones auxiliares de pesca y acuicultura.
Estas últimas son las naves que emplean mariscadores como los de Carril para trabajar en sus parques de cultivo, los titulares de granjas de peces y, sobre todo, constituyen el medio de trabajo vital para el sector mejillonero y ostricultor de Galicia.
Son, por tanto, embarcaciones de acuicultura, una palabra tan de moda desde que se puso sobre la mesa el contestado anteproyecto de la ley acuícola gallega. Y de su importancia no cabe duda alguna, pues de esas naves dependen las 6.400 personas que encuentran trabajo directo -el número de empleos indirectos es mucho mayor- en las 2.700 empresas acuícolas existentes en la comunidad, entre bateas, parques de cultivo, granjas y criaderos.
Es evidente que con una producción de 246.000 toneladas y un valor de 171 millones de euros -datos correspondientes a 2014, la acuicultura goza ya de una gran importancia socioeconómica en Galicia-, y la existencia de los barcos auxiliares aludidos que le dan servicio es un buen indicador para saber cómo se reparte la riqueza.
21 toneladas de media
Puede decirse, a modo de ejemplo, que la mayor parte de esos 1.291 buques -con un arqueo medio de casi 21 toneladas brutas- están censados en la provincia de Pontevedra, donde sus 748 naves suman 16.316 toneladas brutas, con una potencia media de 150 caballos de vapor.
A cierta distancia se sitúa la coruñesa, con 537 naves, muy por encima del número de embarcaciones auxiliares censadas en Lugo, donde hay solo media docena.
Abundando en lo anterior puede indicarse que en el conjunto de las rías gallegas hay 389 naves auxiliares de entre 10 y 25 toneladas brutas, así como 472 con un arqueo de entre 25 y 100 toneladas.
El reparto de la potencia también es llamativo, pues prácticamente la mitad de la flota auxiliar tiene más de 150 caballos y hay 241 en la franja de entre 100 y 150.
Y otro dato representantivo es la importante eslora de esos buques, ya que hay 583 que tienen entre 12 y 18 metros, mientras que 172 se sitúan entre los 18 y los 24 metros de eslora. Incluso hay tres con más de 24 metros de largo.
Evidentemente, pues para eso tiene prácticamente 2.200 de las 3.300 bateas de mejillón fondeadas en Galicia, la ría de Arousa, con el 70% del total, es la clara dominadora del registro de embarcaciones auxiliares, que sirve a la Consellería do Mar "para dispones de un información fiable y actualizada con la que contabilizar el esfuerzo pesquero y la explotación sostenible de los recursos marinos".
Por las aguas arousanas navegan 910 embarcaciones auxiliares de acuicultura, mientras que en la Zona VII (A Coruña-Ferrol) lo hacen 150. En la ría de Vigo están censadas 104 naves (8%), en la de Pontevedra hay 88 y en la ría de Muros-Noia se contabilizan 29.
"Ranking"
Los puertos de A Illa y O Grove, con 153 y 152 embarcaciones auxiliares de acuicultura censadas, respectivamente, son las claras referencias para el sector mejillonero gallego, al menos en lo que a número de naves registradas se refiere.
Estas dos localidades abanderan el ranking junto a los puertos también arousanos, aunque asentados en la provincia coruñesa, de Cabo de Cruz (Boiro) y Rianxo, con 139 y 133 barcos auxiliares, respectivamente.
Como se explicaba anteriormente, esto puede dar una idea del importante papel que juega la acuicultura en estas localidades, como también en municipios como Vilanova, con 87 barcos censados, Ferrol (81), A Pobra (80), Moaña (58), Carril -donde los parques de cultivo de bivalvos permiten elevar la cifra a 57 naves-, Barallobre (55), Cambados (51) y Bueu (38 barcos).
Las demás se reparten entre Vilaxoán (36), Muros (24), Cangas (21), Combarro (21), Aldán-Hío (20), Vilagarcía (20), Sada (11) y Redondela (10 naves auxiliares).
