Más de la mitad de los productos marinos que se consumen en el mundo proceden ya de "granjas", instalaciones que garantizan productos frescos en la cesta de la compra, pero que son también una fuente de riqueza, empleo y de biodiversidad.

La ganadería marina (acuicultura) superó por primera vez en 2013 a la pesca en el mundo, y España se ha consolidado como el país con un mayor volumen de producción de la UE, con casi 5.000 establecimientos que emplean directamente a unas 20.000 personas, según datos de la Asociación Empresarial de Productores de Cultivos Marinos en España (Apromar).

Además, muchas de estas instalaciones (más del 5% en España) se encuentran dentro de Natura 2000 y prácticamente todas están en las proximidades de algún espacio incluido en esa red europea creada para asegurar la conservación de la biodiversidad.

Según explica el gerente de Apromar, Javier Ojeda, numerosas granjas han servido para consolidar muchos de los valores naturales que se han querido salvaguardar al catalogar los espacios como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) o Lugar de Interés Comunitario (LIC) -figuras previstas en la red Natura 2000-.

"La acuicultura estaba antes, y el buen estado de conservación de la naturaleza es lo que ha dado lugar a esa nominación", señala Ojeda, quien defiende la compatibilidad y la convivencia entre acuicultura y conservación; más aún, la sinergia positiva surgida entre ambas.

El gerente de Apromar insiste en que las dos partes (propietarios de las instalaciones y responsables de la red Natura 2000) deben hacer una gestión correcta para asegurar esa convivencia y fomentar el desarrollo sostenible.