El impacto de un objeto a la deriva es la causa que el sector maneja como más probable para explicar la vía de agua que provocó el naufragio del pesquero Novo Jundiña, un arrastrero de acero con base en el puerto de A Coruña, 31 metros de eslora y una antigüedad de catorce años que en la madrugada de ayer se fue a pique en cuestión de minutos cuarenta millas al noroeste de A Coruña, pese a lo que ninguno de sus once tripulantes sufrió heridas de consideración. De hecho, los marineros, que llevaban puestos sus trajes de seguridad, tuvieron el tiempo justo para saltar a los botes salvavidas, desde donde el Helimer 401 los rescató uno a uno en unas condiciones de mar muy adversas. Cuatro de ellos tuvieron que ser trasladados al hospital con síntomas de hipotermia, aunque sólo uno de ellos permanecía ingresado a última hora de ayer.

Fuentes del sector próximas a los implicados en el siniestro dan por hecho que solo un madero, un contenedor u otro objeto a la deriva pudo abrir una vía de agua en un barco relativamente nuevo, en buenas condiciones y que según fuentes de la Asociación de Armadores coruñeses de Arrastre (PescaGalicia) había pasado su última revisión en octubre. Y es que el pesquero era propiedad del presidente de la asociación, Severino Ares, también presidente de la lonja de A Coruña, quien ayer se encontraba muy afectado por el suceso, por lo que evitó hacer declaraciones.

El accidente se produjo poco antes de las 22:20 horas del domingo, cuando el Novo Jundiña navegaba en dirección a A Coruña cargado de pescado y procedente de Gran Sol, donde faena habitualmente. El buque lanzó una señal de socorro a Salvamento Marítimo cuando se encontraba a 50 millas de cabo Ortegal, tras lo que el Centro Zonal de Salvamento Marítimo de Fisterra asumió la coordinación de la emergencia. El helicóptero de rescate Helimer 401 se desplazó a la zona junto con la Guardamar Concepción Arenal, aunque finalmente varios barcos que se encontraban en la zona también colaboraron en la operación de rescate.

A medianoche, el Helimer localizó a los once tripulantes del buque, a bordo del bote salvavidas, y procedió a su rescate con el izado de cada uno de ellos a bordo. Desde allí, el helicóptero trasladó a los marineros al aeropuerto de Alvedro, donde les esperaban los servicios de emergencia con una ambulancia para evaluar el estado de los rescatados. Cuatro de ellos fueron evacuados al Complejo Hospitalario Universitario A Coruña (Chuac) con síntomas de hipotermia y contusiones leves. De los trasladados, tres fueron dados de alta a lo largo del día de ayer, mientras que el cuarto todavía permanece hospitalizado en la unidad de observación de urgencias. Durante la mañana de ayer Salvamento Marítimo movilizó a la zona del naufragio el avión Sasemar 102 para confirmar el hundimiento del pesquero, dado que actualmente no emite señal AIS (Sistema de Identificación Automática de Buques).

Las causas del siniestro no se conocerán hasta que dentro de unos meses concluya su informe la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (CIAIM), dependiente del Ministerio de Fomento, que abrirá una investigación sobre el siniestro. Hoy está previsto que la tripulación declare ante la Capitanía Marítima de A Coruña, en el curso de las pesquisas oficiales.

Algunas fuentes apuntaban ayer como posible causa el fuerte temporal de viento y mar que azota la costa gallega desde hace una semana, y que ayer provocó olas de aproximadamente cinco metros -según fuentes de Salvamento Marítimo- en la zona del naufragio. Condiciones marítimas muy similares a las que por otra parte el buque soporta habitualmente en el caladero de Gran Sol. El gerente de PescaGalicia, Juan Carlos Corrás, llamó a evitar especulaciones y esperar a la investigación.