José López Méndez, el marinero de Poio herido grave en un accidente en alta mar, en el Océano Índico, debía regresar a casa de la que confiaba que fuese su última marea, el pasado jueves. El mecánico cumplirá el próximo año 55, y al regreso de la actual campaña tenía previsto "arreglar los papeles" para su jubilación. Este regreso estaba fijado para el pasado jueves, pero la naviera acaba de vender el barco en el que trabajaba (el atunero Campolibre Alai) y el armador pidió a la tripulación que prolongasen la estancia un mes más, para adiestrar en el manejo del buque a la nueva tripulación.

Así lo explican Lucía Dasilva y Teodoro López, esposa e hijo de José López Méndez, que ayer aguardaban en su vivienda de O Pereiro, en Poio, noticias sobre el regreso del padre de familia.

Dasilva pudo hablar ayer con los responsables de la naviera, que le explicaron que su marido permanece sedado, tras haberle retirado la piel afectada por el incendio en el que se vio envuelto tras una explosión en la caldera del buque. Los médicos del hospital de Victoria, capital de las islas Seychelles, donde se encuentra, prevén despertarlo durante la jornada de hoy, siempre que evolucione favorablemente. "Nos dijeron que le quitaron bastante piel, que le limpiaron mucha superficie del cuerpo y que ahora está sedado", explicaba ayer Lucía Dasilva a las puertas de su casa. Confía en poder hablar con su marido en las próximas horas y que pueda ser enviado a España mañana jueves.

El primogénito de la pareja, Teodoro López, explica que su padre estaba a punto de jubilarse. "La última vez que hablé con él me dijo que al acabar esta marea iba a mirar los papeles de la jubilación", indica Teodoro. De hecho, la actual campaña ya había finalizado y José López tendría que estar ya en casa. Pero por ser un marinero especializado y al haberse vendido el pesquero, se quedó un mes más para enseñar a la nueva tripulación.

El accidente se produjo en la noche del pasado sábado. De noche, durante la travesía, se produjo una explosión en la caldera que solo afectó a López Méndez, ya que estaba de guardia.