Acostumbrados a que las cosas vengan torcidas, las buenas noticias suelen ser tomadas con cautela por parte de la flota de palangre gallega. Sin embargo, las previsiones se están cumpliendo y el sector no oculta ahora su esperanza de un repunte que sea duradero. Y es que los precios del pez espada han alcanzado en los últimos meses unas cifras que no se veían desde hace más de un año. El kilo se está pagando a unos siete euros, el doble de hace un año, y los armadores se sienten ahora algo más aliviados pese a la asfixiante normativa europea que sigue azotando a los buques y a los temidos desguaces. Además, el sector guardés apunta que los nuevos armadores están encontrando un filón en las embarcaciones que no consiguieron sortear la presión de los últimos años y esperan ser despiezados o se encuentran embargados. Así, la Organización de Palangreros Guardeses (Orpagu) ya ha dado de alta a cuatro nuevos barcos en su lista en lo que va de año y espera otro más antes de cerrar 2016, lo que elevaría su lista a 40 buques, una cifra que no se veía desde el 2008.
El sector explicaba en febrero en las páginas de FARO que los precios de sus capturas -principalmente de pez espada- empezaban a repuntar. En aquel momento, sus previsiones se centraban en mejorar los números de 2014. Ahora, tras una subida paulatina en lo que va de año ven como sus vaticinios se cumplen. "Casi doblan los precios de hace un año al estar en unos siete euros. Hay que decir que están bastante bien", explicó Juana Parada, gerente de Orpagu.
Una opinión que completa la gerente de Espaderos Guardeses, Conchi Ortega, al calificar el mercado de "bueno" en la actualidad, "pese a que la tintorera bajó bastante su precio". "Puede ser que solo sea un repunte, pero ya veremos", señaló.
Nuevos buques
Por otro lado, Orpagu, principal asociación de palangre gallega, confirmó ayer la mejoría del sector con el anuncio de la incorporación de dos nuevos buques a su lista y la intención de sumar uno más antes de que finalice el año. Esto supondría que la organización alcanzaría los 40 barcos si sumamos los dos que ya se unieron entre abril y mayo, algo que no pasaba desde el año 2008. "Se trata de alguien que compró y remodeló un buque y de otro armador portugués que se hizo con un barco español", comenta Parada.
Según la gerente de Orpagu, los desguaces tienen en la actualidad dos caras: por un lado, están los armadores que no superaron la crisis y las restricciones europeas -como la prohibición de cortar las aletas a bordo- y que se vieron obligados a despiezar sus buques (este año fueron 16 los que solicitaron las ayudas de la Xunta en la provincia); por otro están aquellos que se quieren meter en el negocio y se encuentran con buques embargados o listos para el desguace que pueden comprar a un precio muy bajo. "Aparecen armadores y empresas interesados en adquirir este tipo de buques para ponerse a trabajar", concluye.
A la bajada de los combustibles y la subida de los precios, Juana Parada "agradece" también al control en las importaciones por parte de las Administraciones.
