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Nuevas trabas en un caladero clave para Galicia

La búsqueda de crudo en Gran Sol amenaza con reducir a la mitad el "stock" de pescado

El impacto acústico de las prospecciones sísmicas aniquila cualquier forma de vida a 500 metros de distancia. Un estudio prueba la desaparición del 36% de especies demersales

El buque "Harrier Explorer" ha realizado prospecciones sísmicas en Porcupine para la compañía Seabird. // Offshore Energy Today

Irlanda está decidida a averiguar si las aguas de Gran Sol y Mar Céltico, además de merluzas o bacaladillas, esconden petróleo. El programa Irish Offshore Strategic Enviromental Assessment (IOSEA 5) abre la puerta a que cualquier compañía opte a realizar prospecciones marinas en un área de 257.700 kilómetros cuadrados hasta 2020, como avanzó FARO en exclusiva. El impacto de esta iniciativa en el caladero, sobre la que no se han pronunciado en la Xunta, el Gobierno o la Comisión Europea, no tendrá que esperar a que una de las empresas detecte crudo y pueda obtener licencia para construir una plataforma. "Las prospecciones ya tienen efectos en la pesca desde el momento en que empiezan", advierte el presidente de la Cooperativa de Armadores de Vigo (Arvi), Javier Touza. Uno de los estudios más afamados sobre sus efectos está liderado por el profesor Jonathan Gordon (University of St. Andrews), y concluye que los sonidos emitidos desde la superficie pueden menguar un 36% la población de especies demersales (merluza, rape o gallo) y un 54% la de las pelágicas (bacaladilla, caballa o jurel).

¿Qué es una prospección sísmica? Consiste en emitir una carga sonora de gran intensidad al fondo del mar a fin de detectar la posible presencia de crudo o gas. El eco que devuelven esas ondas de choque -air guns, como se conocen en inglés- es lo que sirve a las petroleras para determinar si hay energía fósil. "Aunque los peces son normalmente menos sensibles al ruido que los mamíferos marinos -dice el estudio de Gordon-, muchos de ellos se ven más afectados que los odontocetos (como los delfines) en un rango de entre 100 y 500 hercios", que es el producen la mayor parte de prospecciones sísmicas". Gordon realizó su estudio sobre los efectos de estas emisiones acústicas en Mar del Norte, donde detectó la disminución de hasta un 54% de las especies pelágicas y un 36% de las demersales después de que se hubiesen realizado prospecciones sísmicas como las que quiere hacer Irlanda a gran escala.

Otro de los estudios más reputados en este campo es el de la experta Lindy Weilgart (Dalhousie University) en colaboración con la institución alemana Okeanos Foundation. Sus conclusiones son incluso más severas que las de Gordon. "Las cargas acústicas de gran intensidad dañan los peces en una distancia entre 500 metros y varios kilómetros" desde el punto donde se dirigen desde la superficie. "No se ha apreciado recuperación de los bancos de peces 58 días después de la exposición" a esta contaminación marina, constata. Es más, "el impacto de las prospecciones en los huevos y larvas de peces provocan la disminución de su viabilidad, el incremento de la mortandad embrionaria" e incluso "bajos niveles de crecimiento" en los alevines cuando se exponen a niveles de sonido de 120 decibelios. Su conclusión la refrenda el ingeniero y biólogo experto en contaminación acústica, Michel André, quien aseguró, en una entrevista concedida a El Mundo, que "a menos de 500 metros dentro del haz sonoro producido, toda forma de vida sufriría daños irreparables y moriría con casi total probabilidad".

La pesca

"Las prospecciones también tienen efectos sobre el lecho marino y dañan la biodiversidad", incide Javier Touza, quien coincide con otros compañeros del sector a la hora de considerar "anómalo" que Irlanda quiera proteger sus corales pero autorice un plan expansivo de búsqueda de hidrocarburos aún reconociendo sus efectos graves sobre los bancos de peces, como publicó FARO. "Las autoridades deben tener en cuenta además el impacto social y en el trabajo", concluye Touza al hablar sobre un caladero que llegó a ser el de "los 300 buques" españoles y, a día de hoy, solo mantiene 72 (69 de ellos gallegos y la mayoría con base en Vigo). Llama la atención asimismo el silencio del Gobierno aún cuando un informe del Ministerio de noviembre de 2011 reconoce que "hay suficiente evidencia científica de un impacto negativo inmediato" de las prospecciones sísmicas "que justifica aplicar el principio de precaución con este tipo de perturbaciones ambientales".

Seabird lanza 51 sesiones de disparos acústicos en Porcupine

  • Las prospecciones sísmicas no son una novedad ya que Irlanda, hasta la fecha, ha autorizado medio centenar en un área que ocupa 41.000 kilómetros cuadrados. El problema es la magnitud que alcanzará su plan hasta 2020, con un 628,54% más de superficie afectada. Según el Ministerio de Comunicaciones, Energía y Recursos Naturales de Irlanda la compañía Seabird ha realizado ya 51 sesiones prospecciones sísmicas en el área de Porcupine con el buque Harrier Explorer. Una de ellas abarca más de 230 kilómetros de largo, como se puede constatar en la página web oficial. Porcupine está en la zona VIII de las aguas de pesca reguladas por la Comisión Europea y es uno de los principales puntos donde faena la flota gallega en Gran Sol. El gigante petrolífero ENI, por su parte, realizó 29 prospecciones en una zona mucho más extensa, que abarca las zonas VIIb, VIIc y VIII de las aguas comunitarias. Su trabajo, que encomendó al buque BPB Explorer, culminaron en abril sin que se hayan conocido sus resultados.

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