Pablo Carrera afronta un mandato de tres años al frente del grupo de trabajo del ICES-CIEM de las campañas de acústica e ictioplancton sobre la sardina y la anchoa en el Atlántico sur europeo (cuyas siglas son WGACEGG).
-¿Por qué estas dos especies?
-Son pelágicos costeros de pequeño tamaño que tienen un ámbito de distribución que va del sur de Inglaterra a todo lo que es Francia, España y Portugal. Y son las más importantes.
-Además son dos de las especies principales que pesca el cerco gallego, una flota muy castigada últimamente.
-Es una flota que ahora no lo está pasando bien. Independientemente de las cuatro especies principales (xarda, jurel, sardina y anchoa), la principal en Galicia siempre fue la sardina. No es un alivio, pero en Portugal están igual. No es un problema local.
-Las paradas son imprescindibles, ¿no?
-Todo favorece. Si hay poca sardina, a lo mejor si la dejas crecer un poco más tienes más posibilidades de que haya más huevos y si las condiciones son buenas? Todo ayuda. Hay cosas sobre las que no podemos actuar, que son las condiciones ambientales y oceanográficas en las que se desenvuelven. Lo único que podemos controlar es lo que pescamos.
-¿Entonces la actuación de los gobiernos regionales y nacionales es la adecuada?
-Todo contribuye. Lo que pasa es que no son respuestas inmediatas. No es acción-reacción, lleva más de tiempo. Son medidas que hay que tomar en base al consejo científico. Estas medidas siempre van a contribuir a bajar la mortalidad por pesca, que es lo único que podemos hacer.
-¿Cuáles son las perspectivas de futuro?
-Tendremos que verlas en el futuro. Hay que ver si este año, tras la puesta de primavera, la cantidad de sardina que llega a tener los 15 centímetros (edad 1) es relevante o no. Pero hasta 2015 no lo podemos saber. Por otro lado, el grupo de trabajo tiene el reto de desenvolver la armonización con el resto de campañas de Europa, mejorar los protocolos y también introducir nuevas técnicas.
