Referente mundial en el estudio de los cefalópodos. José Iglesias, investigador del centro vigués del Instituto Español de Oceanografía y responsable del hito de haber logrado en 2004 completar, en fase expertimental, el ciclo completo del cultivo del pulpo, aceptó la invitación de la editorial Springer para publicar un libro que repasa los principales estudios sobre el cultivo de cefalópodos elaborados por los 50 mejores especialistas del mundo.

-¿Qué aporta el libro?

-Es una recopilación de cultivos de cefalópodos en todo el mundo, desde el calamar en Brasil, hasta un pulpo muy diferentes al nuestro que se cultiva en México, el Octopus maya, y que, a diferencia del nuestro, el Octopus vulgaris, no tiene fase larvaria y por tanto es más fácil de cultivar, además de otras especies de Asia con las se trabaja en fase de engorde. Creemos que el libro ofrece una documentación de referencia para quien quiera saber cómo se cultivan cefalópodos en el mundo y que puede ser de gran interés para investigadores, técnicos o empresas.

-¿Han completado el ciclo de cultivo de pulpo en cautividad. Pero, ¿y la aplicación industrial?

-Por empresas, todavía no hay ninguna rentable de cultivo de cefalópodos, aunque sí en fase de engorde como el que se realiza en jaulas en Meira (Moaña), y en Muxía. En México, ya están inciando la introducción en el mercado en la capital. y en Japón y China son todos procesos de engorde. Pero producción completa, solo con sepia, como la que se hace en Portugal.

-¿Por qué tanta dificultad de aplicación comercial?

-El pulpo, el Octopus vulgaris, es una de las especies con mayor interés para el cultivo, porque su elevada fecundidad y porque tiene mucho mercado pero, claro, una cosa es lo que nosotros terminamos experimentalmente, donde vimos los problemas, que estaban en la alimentación. Como se nos morían a los dos o tres meses con plancton cultivado, les dimos larvas de crustáceos y con este sistema es viable un 20% de supervivencia, pero no es rentable.

-¿Buscan solución?

-Ahora hay un nuevo proyecto, con investigadores de otras comunidades, que consiste en elaborar una plasta inerte, húmeda con la misma composición que la larvas de crustáceos, y se están teniendo resultados posivos. Llevamos en esto quince años pero el pulpo es una especie muy complicada para producir en cautividad pero se logrará en unos años si se mantiene la investigación, que hay mucha, y también mucho interés de las empresas.