Los primeros en responder a la alerta del Mar de Marín fueron sus propios compañeros. "Estábamos en Portonovo cuando saltó la alarma" y salieron para Cíes, donde coincidieron con otros dos pesqueros, balizaron la zona y marcaron las coordenadas, relata Fernando Saavedra, patrón del Columba.

Al llegar al área del naufragio se encontraron con los primeros restos, gasoil, cajas, restos del arrastrero, que se encontraba en el carril de seguridad del mercante, una cuestión que deberá dilucidar ahora la investigación ya que el propio patrón explicó que podría haber llegado hasta ahí por la propia colisión, o no. Y después, llegaron los cuerpos. Cada uno de los tres barcos recogió un cadáver. "Iban en camiseta y con chanclas", dice, ya afónico y agotado tras una madrugada terrible que marcará el 49 cumpleaños más trágico de su vida.

Estuvieron toda la noche rastreando la zona, en busca del resto de la tripulación, pero sin éxito.