La Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos, dependiente del Ministerio de Fomento, ya ha abierto expediente administrativo sobre el naufragio del arrastrero portugués Santa Ana en aguas próximas al cabo Peñas el pasado 10 de marzo. Así consta, al menos, en la página web de este organismo, que es el que tiene el cometido de recopilar pruebas, tomar declaraciones, someter los hechos probados al análisis de los expertos y determinar las causas del accidente con vistas a aconsejar a las autoridades competentes la adopción de medidas que redunden en una mayor seguridad de la navegación por la costa española.

El trabajo de la comisión, a tenor de otros siniestros investigados con anterioridad puede demorarse meses o años, todo dependerá de la complejidad de la investigación, que en el caso del Santa Ana se presume grande. Pese al carácter preliminar de los trabajos, la comisión de investigación ya ha determinado que el hundimiento del Santa Ana originó un episodio contaminante en las inmediaciones del lugar del accidente (un área marina de especial interés pesquero por la presencia de percebes, crustáceos y una variada fauna pesquera) y atribuye la causa del naufragio al embarrancamiento de la nave. Esta contaminación está relacionada fundamentalmente con el vertido de hidrocarburos (gasóleo y aceites), un fenómeno que era apreciable al olfato hasta hace unos días a una milla de distancia del punto de naufragio.