El ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, ha afirmado este lunes que los gobiernos nacionales ya han cedido en cuestiones de la reforma pesquera en curso de negociación, por lo que considera que los márgenes de maniobra que quedan son "estrechos" y ha pedido "flexibilidad" al Parlamento Europeo y la Comisión para evitar el fracaso de los contactos.

"El Parlamento Europeo tiene que ser sensible a que ésta es una ocasión histórica de hacer una gran reforma, que garantice la conservación de las especies pesqueras y también el desarrollo económico y social de la actividad pesquera en la Unión Europea", ha dicho Arias Cañete en Bruselas, a su llegada a la reunión con sus socios europeos, que podría alargarse toda la madrugada.

"Creo que todo el mundo estará a la altura de las responsabilidad y eso exige flexibilidad. El Consejo de ministros está siendo flexible en las negociaciones, defendiendo criterios sólidos ya pactados. Hace falta ahora que la Comisión y el Parlamento también flexibilicen posiciones", ha insistido.

Las tres instituciones coinciden en el objetivo último de reformar la política europea para combatir la sobrepesca y favorecer una gestión sostenible de los recursos, pero mantienen posiciones "muy alejadas", en cuanto al rigor y los plazos con que aplicar las medidas concretas.

El fin definitivo de los descartes y el objetivo del Rendimiento Máximo Sostenible (RMS) son dos de los puntos clave de la reforma que alejan la visión de los eurodiputados, más atenta a las exigencias medioambientales, de la consensuada por los 27.

Las fuertes divergencias dificultan el acuerdo en mayo, lo que según varias fuentes llevaría a aplazar la reforma 'sine die', por lo que los ministros revisan este lunes sus líneas rojas y evitar un bloqueo que llevaría a una situación "absolutamente absurda", en palabras de Arias Cañete.

"Todo el mundo tiene que modificar mandatos y posiciones, los consensos se hacen a base de cesiones inteligentes por las partes negociadoras", ha apuntado el ministro español, para quien la Eurocámara es "muy, muy conservacionista" en cuestiones de pesca y "no tiene en cuenta, a veces, los problemas económicos y sociales que produce esa posición".

Así, España apuesta por lograr un "punto de equilibrio" entre "la necesidad de conservar los recursos" y el impacto económico y social para evitar una medida "drástica, sin periodos de transición y sin flexibilidad". "Que todo el mundo ceda lo razonable", ha pedido el ministro, para lograr "lo que todos queremos, una conservación de los recursos inteligentes" que no impida el desarrollo de una actividad "fundamental" para España, con una de las flotas más importantes de la UE.