Como se esperaba desde que el pasado día 13 se decretaron los primeros cierres por presencia de biotoxinas marinas, la popularmente conocida como marea roja sigue su lento pero firme avance por las diferentes rías gallegas.

No obstante, las de Vigo y Arousa siguen completamente a salvo. La de Ares-Betanzos también estuvo afectada en días pasados, si bien la reducción de células tóxicas hizo que ayer volviera a autorizarse la extracción de mejillón en sus aguas.

Esto quiere decir, en el caso de la ría de Vigo, que por ahora siguen a disposición del sector, y del consumidor, las bateas de mejillón de una docena de polígonos, como son los seis de Cangas, el Vigo A y los Redondela A, Redondela B-G, Redondela C-F, Redondela D y Redondela E.

Sea como fuere, el "afloramiento de primavera", favorecido por los últimos temporales, continúa aportando ingentes cantidades de nutrientes al interior de las rías. Y esto, como ya se explicó en numerosas ocasiones, conlleva la posibilidad de que entre esos nutrientes se introduzca fitoplancton tóxico, como es el caso.

Por este motivo, ayer se decretó el cierre de dos nuevos polígonos de la ría de Pontevedra, de tal modo que ya están inoperativos los ocho existentes en dichas aguas.

Como también están cerrados dos de los cuatro existentes en la de Muros-Noia.

Tal y como se explicaba anteriormente, por ahora están a salvo las rías de Arousa -la más productiva del mundo y provista del mayor número de bateas de mejillón- y la de Vigo, junto a los dos de Ares reabiertos ayer y los polígonos de Baiona y Corme-Laxe, uno en cada caso. Aunque cabe la posibilidad de que los cierres puedan producirse también en estas aguas en jornadas venideras.

Dicho esto, y dado que en esta época del año se encuentran en las Rías Baixas y en toda Galicia numerosos ciudadanos llegados de otras regiones, a los que quizás pueda parecer alarmante la situación generada por las mareas rojas, hay que volver a insistir en que se trata de episodios totalmente naturales y controlados.

Galicia está acostumbrada a convivir con este tipo de adversidades, de ahí que no exista riesgo alguno para la salud pública, siempre y cuando se consuman productos comercializados y adquiridos por los cauces reglamentarios.

Lo que hacen las biotoxinas es afectar a los mejillones, y ni estos moluscos ni las células tóxicas tienen por qué llegar a la cadena alimentaria gracias a la acción del Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar), un centro de referencia a nivel mundial ubicado en Vilagarcía que se encarga de hacer el seguimiento de las biotoxinas y de los diferentes productos.

De este modo, en Intecmar se decretan los cierres o aperturas de polígonos bateeiros en función del nivel de toxicidad, de ahí que no exista riesgo, cabe insistir, para el consumidor.