Entrevista | Alejandro G. Calvo Crítico de cine
«De todas las artes, el cine es la que produce más fascinación»
«Si la IA se usa para hacer mejores películas está bien, pero si recurres a ella para ahorrar puestos de trabajo, no me interesa»

Alejandro G. Calvo. / Fran J. Martín
En Por qué tengo que ver en esta película (Temas de Hoy/Planeta), Alejandro G. Calvo, una de las voces más populares y autorizadas sobre el cine en la actualidad, realiza un recorrido personal por la historia del Séptimo Arte. El libro será presentado el próximo viernes, día 13 de junio a las 8 de la tarde en el Salón de Actos del MARCO, en acto organizado por el Club FARO.
– Descubre usted que las películas a las que presta más atención en este libro son fruto de una selección personal pero, dentro de este subjetivismo confeso, ¿qué objetivo ha priorizado más: aquellas películas que considera imprescindibles en la historia del cine o aquellas que, a su parecer, son las más adecuadas para que el lector aprenda seleccionar las películas que ve?
– La idea inicial era escribir un libro sobre la historia del cine agrupando películas por temáticas, así que me puse de inmediato a hacer listas de filmes, pero a poco de empezar me encontré con que, en los textos, había mucho componente personal, y eso cada vez me gustaba más. De manera que, aunque mantuve los bloques temáticos, opté por reducir el tamaño de los textos y por realizar una selección de películas más subjetiva, más mía. Es por eso que en este libro, por ejemplo, incluyo películas de John Ford que no son western o me meto más a fondo en el cine español alejándome de la ortodoxia.
– Con el objetivo de…
– De acercar el cine a la gente y de ofrecer a los lectores títulos entre los que, junto películas muy conocidas, aparecen otras que son mucho menos conocidas, por no decir que son desconocidas algunas, pero de las que estoy seguro que van a disfrutar.
– Hay películas que tienen éxito en su momento pero que, con el transcurrir de los años, se incluyen como anecdóticas en la historia del cine. ¿Por qué unas películas (aparentemente buenas) envejecen y otras no (a estas podríamos calificarlas como clásicos)?
– Es curioso cómo sienta el tiempo al cine. Como dices, hay películas que se revalorizan mucho pasados los años, las hay que se desinflan, y también hay otras que son tan buenas que se mantienen siempre muy arriba. ¿Las causas? Pues yo creo que tienen que ver con los cambios en la sociedad, con nosotros, con cómo hemos evolucionado, sí, pero también con la evolución del arte cinematográfico, con la manera en que consumimos cine…y todo eso afecta a nuestra manera de acercarnos a él. A mí las que me gustan de verdad son las que se revalorizan, aquellas en cuyos estrenos no se les hizo caso o resultaron un fracaso, y sin embargo van pasando los años y ves que van “cogiendo corazón”, y a tal punto que se convierten, de películas de culto minoritarias, en películas bastante populares.
«El western es el mejor género, y a tal punto que, para mí, si una película es buena, es que es western»
– Hablando de cine que no envejece, me consta que es fan del western. Se trata de un género sobre el que se habla muy bien o muy mal, no hay términos medios. Yo soy de los creen que es el género que ha producido el mayor número de obras maestras...¿y usted?
– El western es el mejor género cinematográfico, aunque últimamente se trabaje muy poco en él. Yo hasta diría que es la «Madre Máxima Genérica» del cine porque, teniendo los códigos claros del género (espacios abiertos, aventura en territorio salvaje, personajes justicieros…) aparecen todo tipo de historias que van del drama a la comedia, de la acción a la venganza…lo cual hace que en sí mismas sean películas con un punto casi abstracto. Y ese cine es imposible que envejezca porque, al final, de lo que estamos hablando es de mito. Evidentemente, la conquista del Oeste no fue como lo cuentan las películas del Oeste, porque el western es algo muchísimo más romántico, y ese no apegarse a la realidad sino funcionar con mitos, que recuerda a Homero, hace que se acerque a la Poesía.
– Y además no se circunscribe a las películas de vaqueros e indios. ¿Acaso Star Wars, la saga de los Anillos, el cine bélico o el negro no son también western?
– Por supuesto, y yo lo tengo clarísimo: si es bueno, es western.
– No hay ninguna película que unánimemente guste a todos los públicos, ni siquiera a todos los críticos y entendidos. Le voy a poner un caso: Ciudadano Kane. Siempre he escuchado que esta película marcó un antes y un después. ¿Por qué no la ha incluido? ¿Acaso la juzga sobrevalorada?
– Ciudadano Kane es una de las películas más importantes, sino la que más, de la historia del cine. No está en el libro como no están muchas otras películas importantes, pero no la minusvaloro ni mucho menos, de hecho sería una obra clave que yo incluría en otro tipo de libro que no es éste.
– ¿Y por qué es clave en la historia del cine?
– Entre otras cosas, porque ocurrió algo que no ha vuelto a ocurrir nunca: que un director novel (Orson Welles) tuviese libertad absoluta para gastarse un montón de dinero en una película. Aunque confieso que, si tuviese que escribir un texto de Welles, me gustaría hablar más de su segunda película, The Magnificent Ambersons (1942), cuya productora destruyó y, aún así, lo que se conservó me parece de una calidad increíble que, obviamente, recomiendo ver, porque los que somos prescriptores de cine tenemos la obligación de hacer el esfuerzo de seducir a los buenos aficionados a no conformarse únicamente con ver la películas de la cartelera o las que sean muy famosas, que es el caso de Ciudadano Kane.
– Será por eso que en el capítulo dedicado a John Ford no ha incluido ningún western…
– Ya los metí en mi anterior libro (Una película para cada año de tu vida), concretamente La Diligencia, Centauros del Desierto y El hombre que mató a Liberty Valance. Y en éste, claro, ¿cómo no iba a haberpelículas de Ford?. Pero me decanté por otras, que no son western, de hecho me he prometido a mí mismo que siempre incluiré películas de Ford en mis libros. En éste, descarté el western para dignificar al otro John Ford, que es una maravilla, y escogí tres películas, pero podía haber elegido otras.
– Me ha llamado la atención la cantidad de páginas que tiene el capítulo “Películas para dejar de tener miedo al terror”. Nunca he entendido que una parte del público aficionado al cine de terror lo pase muy mal durante la proyección y sin embargo continúe viendo películas de ese género. ¿Qué explicación tiene esto?
– Ocurre que las buenas películas de terror te hacen tener miedo, pero desde una posición en la que el espectador está a salvo. Por lo tanto, experimentas emociones que en la vida real no sería normal que te pasasen, pero lo haces cómodamente y a salvo, en casa o en el cine, y te crean ese impacto, ese subidón de adrenalina. Te confieso que éste es también un género que me gusta mucho, tiene algo de liberador y, cuando terminan, te dices, para calmarte: “¡Ya está, se acabó, no pasa nada!” (ríe).
– Eso le puede sonar a alguno como “masoquismo cinéfilo”.
– Es que, de todas las artes, el cine es la que produce más y mayor fascinación, porque la identificación que el espectador tiene con los personajes es absoluta si la peli es buena, si está bien hecha. Es como que la pantalla del cine pasa a ser tu mirada, la atraviesas y estás dentro, se convierte en tu nueva realidad. Y ahí, cuando entras “a muerte”, vives experiencias catárticas, y en este sentido el terror es generoso ya que una vez que estás dentro te mete punzadas eléctricas.
– Tampoco entiendo el éxito de las películas de zombies…¿Cuál es el secreto?
– Es un subgénero dentro del terror, pero el hecho es que funciona. Y aunque casi todas esas películas son iguales, es como ver una serie. A mí, de las películas de zombies, las que me gustan son las de los años 70, después se hicieron muy repetitivas, pero el caso es que no paran, cada año se estrenan, y con éxito, cinco o seis películas de zombies.
– Entre los aficionados al cine los hay que a la hora de elegir una película se fijan en los actores y actrices, y abundan los que lo primero que miran es el director. ¿Puede un director, o un guionista, desgraciar el talento de una actriz/actor o quien es buen actriz/actor es inmune a factores como estos?
– Como responsable máximo, un director puede cargarse el talento de todos los actores y actrices que trabajan a sus órdenes, y da igual que éstos sean buenísimos. Ha ocurrido muchas veces.
– Pero hay gente que va al cine a ver a su actor o a su actriz favoritos, y lo que menos le importa es que la película sea buena o mala.
– Claro. Yo soy muy fanático del mundo de la interpretación, y los actores/actrices son muy importantes porque una de las claves estriba en que los espectadores nos identificamos con los personajes, y estos se nos muestran a través del trabajo de los intérpretes. Por lo tanto, son fundamentales, y los buenos directores saben dirigirlos, es más: están obligados a sacarles el máximo partido a su talento. Soy muy consciente de que la mayoría de la gente no conoce a los directores, va al cine por el actor o por el género, y los actores claro que son básicos, por eso ganan tanto dinero.
– ¿Y qué decir de las bandas sonoras? No falta quien opine que cuando espectadores que, al acabar la película, dicen que lo mejor de ella ha sido su banda sonora, significa que la película no vale para “casi nada”. Es más: aseguran que la mejor banda sonora es la que existe pero no se nota.
– Si lo único que defiendes es la banda sonora es que no te ha interesado nada la película. Con los compositores pasa como con los directores. Los hay que cumplen con su papel lo mejor que saben y siempre quedan bien. Personalmente, soy bastante sensible con las músicas. Cuando una película tiene demasiada música o demasiados efectos sonoros me suele molestar. La música, en el cine, hay que saber usarla y, además, hay secuencias que deben estar carentes de acompañamiento musical, porque las imágenes de por sí ya son muy potentes, es decir, que en esos momentos es mejor que reine el silencio. Yo reinvidico el uso inteligente de la música, a la vez que confieso que mi compositor favorito es Ennio Morricone y ahí me “debilito” porque deseo que, cuanto más suene, mejor.
– Sin las Nuevas Tecnologías hubiese sido imposible hacer películas como Avatar, etc…Ahora asoma la Inteligencia Artificial, a la que dicen que hay que poner límites. Si usted fuese director, qué limites se impondría a la hora de utilizar las Nuevas Tecnologías y ya no digamos la IA?
– El problema de la IA, más que tecnológico, reside en que puede dejar sin trabajo a un montón de gente. Pero en sí misma, la tecnología no es mala, gracias a ella se han podido hacer cosas que nunca habíamos visto. A mí Avatar no me gusta mucho como película, pero sí que le reconozco el desafío técnico. Y ahí está la cuestión: si la IA se usa para hacer mejores películas está bien, pero si recurres a ella para ahorrarte puestos de trabajo, no me interesa.
– Hay mucho negacionista del cine español, al que usted dedica otro etenso capítulo. ¿Qué ocurre? ¿Es autoodio?
– Yo lo que creo es que no se conoce bien el cine español ni su historia, y por eso he puesto especial empeño en escribir este capítulo. El cine español no son los peliculones que nos quieren vender siempre, la historia de nuestro cine es mucho más rica de lo que habitualmente suelen mostrarnos, y tuvo que luchar mucho para poder existir, sobre todo por esa dictadura que hizo que vayamos 20 años por detrás con respecto al resto de Europa.
– ¿Me podría citar tres películas que hagan desistir a los negacionistas de su actitud?
– Te podría citar más. Pero, de entrada, Plácido de Luis García Berlanga. De los años 70, me quedaría con Arrebato de Iván Zulueta. Y, luego, yo a todo el mundo le llevaría a ver El espíritu de la colmena de Víctor Erice. Y si quieren ver una actual, pues les señalaría As Bestas de Rodrigo Sorogoyen, que muestra una forma de hacer cine aquí, en España, que es muy potente.
– ¿Y qué me dice de Oliver Laxe, que acaba de triunfar en Cannes? ¿Por qué un cine tan, aparentemente, incómodo, acaba siendo incluso comercial?
– Bueno, que conste que en su nueva película cambia un poco, ya no es tan “incómoda”. Sirat muestra a un Oliver Laxe distinto, de cine de aventuras; es una película que nos ha pillado completamente desprevenidos a quienes lo seguimos. El arranque puede parecerse un poco a Mimosas, su segunda película, pero muy pronto se transforma en una peli de aventuras, y yo creo que por eso causó en Cannes un impacto tan fuerte (Premio Especial del Jurado).
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