Scorsese, uno de los nuestros

De la Prida propone una lúcida y original aproximación a «la vida y milagros de un profeta del cine»

El cineasta norteamericano Martin Scorsese. |

El cineasta norteamericano Martin Scorsese. |

Tino Pertierra

Tino Pertierra

L

os diez mandamientos de Martin Scorsese propone un viaje a «la vida y milagros de un profeta del cine». Rubén de la Prida indaga en su lúcido y perspicaz ensayo en el laberinto de uno de los creadores cinematográficos más influyentes y audaces, a la par que erudito divulgador y apasionado recuperador de títulos y directores olvidados: ahí está el fascinante documental sobre Michael Powell para dejarlo bien claro. Un libro muy oportuno, valioso tanto para los conocedores de la obra del autor de Taxi Driver como de quienes desean saber mucho más de alguien que repele las etiquetas y los lugares comunes, y cuya vida compleja y llena de vaivenes de todo tipo daría para una o varias películas.

De la Prida recurre a una fórmula original para estudiar la trayectoria de Scorsese, y es que recurre a la transgresión directa del decálogo de mandatos cristianos para hacer un recorrido revelador de muchas de las inquietudes, ocupaciones y preocupaciones de quien realizó obras maestras como Uno de los nuestros o Toro Salvaje. Al no ser una visión más del genio neoyorquino, la lectura permite abrir el arco de reflexiones sobre sus películas, e incluso sobre secuencias concretas, muchas de ellas tan ricas en detalles y trasfondos que no basta con un visionado (o dos o tres) para darse cuenta de muchos detalles y apreciar la inmensa capacidad de Scorsese para introducir distintos niveles de narración y reflexión al margen de su reconocida capacidad para convertir la pantalla en una constante muestra de inventiva visual en encuadres, ritmos, movimientos, colores.

De la Prida engarza el análisis fílmico con el estilo y las circunstancias históricas de los distintos trabajos (algunos de ellos fueron una auténtica odisea en producción y rodaje), con relación de cada proyecto con la biografía del autor, quien apunta que «la idea era servirme de esas trazas identitarias que sustentan su cine para realizar una radiografía de su obra cinematográfica y arrojar luz sobre las conexiones entre ésta y su peripecia vital. Esto es especialmente relevante en un director que concibe el cine como un medio que le permite hablar de la propia experiencia, externa o íntima, aun en aquellos casos en los que pareciera difícil encontrar el nexo».

La nunca predecible carrera de Scorsese desvela, según De la Prida, «su calidad de cineasta complejo y polivalente, con un pie en el sistema de estudios de Hollywood y otro fuera (por lo que suele ser denominado como insider-outsider), y que, sin embargo, sabe dotar a todas sus obras de una reconocible marca autoral, caracterizada por una serie de rasgos de estilo propios que van desde el uso de la música (o el silencio) hasta el empleo recurrente de determinados movimientos de cámara y técnicas de montaje, así como por un conjunto de temas de fondo recurrentes, entre los que destacan no solo la obsesión por la mafia por la que es conocido, sino también otros que tienen que ver con su condición de católico –como la religión, la culpa o la redención–, de cinéfilo o de habitante de Nueva York».

Alianza

368 páginas

Los diez mandamientos de Martin Scorsese

Rubén de la Prida

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