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Aquellos locos años 60

Los cómics que siguen marcando una época única

Detalle de la portada de "Los cuatro fantásticos".

Que los tebeos cambiaron en los años 60 es un hecho sin discusión. El final de la década anterior avisaba ya de que las cosas en el cómic no serían nunca igual: la publicación de "El Eternauta de Oesterheld" y Solano López abría el contador de una nueva forma de entender la historieta, más adulta y alejada de los estereotipos que identificaban el medio como una forma de entretenimiento del público infantil y juvenil. Mientras que en Francia las publicaciones de Eric Losfeld apostaban decididamente por un cómic comprometido, que encontraba en el erotismo una barrera de diferenciación hacia nuevos lectores con obras como "Barbarella", "Jodelle" o "Pravda", en EE UU el underground de los Crumb, Shelton o Moscoso arremetía contra la cultura establecida desde una provocación explosiva.

La portada del cómic "Mytek el poderoso", un King-Kong convertido en un robot gigante

La portada del cómic "Mytek el poderoso", un King-Kong convertido en un robot gigante

El noveno arte se estaba haciendo mayor a la carrera y, aunque la inercia de un cómic dirigido a los más jóvenes se mantenía, miraba de reojo a esos movimientos y se contagiaba de las nuevas ideas mientras quedaba retenido a su pesar en las formas antiguas. Una tensión que dio lugar a cambios fundamentales, como la aparición en los cómics de superhéroes de una nueva manera de entender el género más próxima a la realidad cotidiana con los tebeos de Stan Lee, Jack Kirby y Steve Ditko. El dibujante americano Alex Ross siempre ha reverenciado esa época, con inolvidables homenajes como la serie guionizada por Kurt Busiek Marvels, o los que haría, ya en solitario, dedicados a los personajes más famosos del panteón superheroico.

Que los tebeos cambiaron en los años 60 es un hecho sin discusión

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Sesenta años después de su primera aparición, Ross hace una declaración manifiesta de admiración por la obra de Lee y Kirby en "Los 4 Fantásticos". "Círculo Cerrado" (Panini), donde abandona su reconocible estilo de acuarela hiperrealista para zambullirse en el trazo del “Rey” sin perder su espectacular y detallado naturalismo, pero con una composición y narrativa que recupera ese libertinaje visual que caracterizó la obra de Kirby y que se acopla como un guante a un argumento propio de aquellos momentos de transición. Un auténtico deleite artístico que es, también, un poderoso ejercicio nostálgico.

Portada de "Spider", de Jerry Siegel y Reg Bunn.

Pero quizás donde más se puede comprobar ese punto de inflexión entre las inercias del pasado y la renovación futura que se dio en los 60 es en los tebeos de la británica IPC/Fleetway de esa época. Colecciones y personajes que nacen de la tradición del género aventurero, pero se empapan de una psicodelia tan disparatada como magnética en sus resultados. La línea Albion de la editorial Dolmen está recuperando estas obras en cuidadas ediciones que dan buena muestra de esa maravillosa locura, tan ingenua como subversiva, con ejemplos tan inenarrables como el tercer volumen de "Spider", de Jerry Siegel y Reg Bunn, donde este particular villano reconvertido en héroe a su pesar se enfrenta, nada más y nada menos, que contra toda la magia de las mil y una noches en una batalla alucinógena y deliciosa.

Donde más se puede comprobar ese punto de inflexión es en los tebeos de la británica IPC/Fleetway

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Y qué decir de "Mytek el poderoso", de Eric Bradbury y Tom Tully, que reconvierte a King-Kong en un robot gigante en medio de la selva años antes de que los inmensos monstruos mecánicos del Dr. Infierno llegaran desde Japón inundaran el imaginario popular occidental. Con curiosísimas referencias avant la lettre a la inteligencia artificial y la energía solar, el titánico simio cibernético se rebela a sus creadores –villano contrahecho en la mejor tradición de Víctor Hugo mediante- dando lugar a escenas tan surrealistas como una invasión con docenas de rehenes pegados a su cuerpo a modo de cinturón protector o la propia concepción del ingenio simiesco como forma de control colonial.

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