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Thomas Mann, entre el resentimiento y la belleza

Colm Tóibín novela en “El mago” la vida del gran escritor alemán, volcándose en la disección de las relaciones con su hermano Heinrich y sus seis hijos

Thomas Mann.

El mago, la novela del escritor irlandés Colm Tóibín sobre la vida de Thomas Mann, representa de inicio todo un reto: hay que lograr profundidad en el retrato del hombre y de la época y narrar con levedad en cada página, sin pretender imitar en ningún momento el esplendor y la tempestad estilísticos del Premio Nobel alemán. La levedad se consigue aquí perfectamente porque se trata de una obra en su mayor parte dialogada, de agilísima lectura, siendo escasas las descripciones y someras y prudentes las reflexiones y los juicios de valor. Entonces, ¿qué Thomas Mann nos muestra Tóibín? Creo que puede afirmarse que en este libro solo nos acercamos a la vida familiar de Mann: las relaciones con sus padres (sobre todo con su madre, de origen brasileño), con su hermano Heinrich, con su esposa Katia y con sus seis hijos. Pocos personajes más adquieren algún relieve. ¿Da esto para llenar 563 páginas?

  • El mago

    Colm Tóibín
    (Antonia Martín Martín, trad.)
    Lumen, 568 páginas

Hay que partir de la base de que un novelista necesita un amplio espacio vacío que llenar con su imaginación. Datos, fechas, obras, influencias literarias…, todo eso pertenece al ámbito de lo biográfico o de los estudios académicos, y Tóibín, legítimamente, quiere hacer literatura, por muy de carne y hueso que hubiera sido Thomas Mann. Así, el lector que desee conocer en profundidad a Mann no podrá satisfacer su curiosidad mediante la lectura de esta obra de ficción. Mi consejo es que lea un magnífico libro de Herman Kurzke, fruto de 25 años de trabajo: Thomas Mann. La vida como obra de arte. Una biografía (Galaxia Gutenberg). Por otra parte, Tóibín incluye un apéndice bibliográfico de suma utilidad (aunque no exhaustivo) acerca de la tribu de los Mann.

Colm Tóibín. Zowy Voeten

¿Es entonces superflua la novela de Colm Tóibín? No, en absoluto, se la puede recomendar tranquilamente, siempre que se tengan en cuenta los límites esencialmente domésticos en que se mueve. Ahora bien, ¿qué mensaje nos transmite el novelista, o es que su libro es una mera recreación dialógica? Me explico: John Williams escribió una gran novela sobre Augusto (El hijo de César, Pàmies, 2016), que, además de su alto valor literario, constituye una honda reflexión sobre el destino y el poder. ¿Y Tóibín? ¿Cuál es el pathos de su novela? A mi juicio consiste, ante todo, en la disección del resentimiento intrafamiliar. Tanto Heinrich Mann, buen escritor pero sin la genialidad de su hermano, como los hijos de Thomas se sienten hondamente agraviados por él. Heinrich a causa de la envidia que le producen el talento, los honores, la riqueza y seguramente el pleno acierto matrimonial de Thomas; y los hijos de este por no haber recibido más atención de su padre, siempre refugiado en el lugar sagrado de su gabinete de trabajo. Es muy reveladora al respecto la carta que, según Tóibín, Michael Mann dirige al escritor tras la muerte por sobredosis de su hermano Klaus, a cuyo sepelio no quisieron asistir ni Thomas ni Katia: “Estoy seguro de que el mundo le agradece su entrega absoluta a sus libros, pero nosotros, sus hijos, no sentimos ninguna gratitud hacia usted, y tampoco hacia nuestra madre, que está a su lado… Es usted un gran hombre. Casi todo el mundo aprecia y aplaude su humanidad.… Es más que probable que no le preocupe mucho que ninguno de sus hijos comparta tales sentimientos de admiración”.

Tóibín, legítimamente, quiere hacer literatura, por muy de carne y hueso que hubiera sido Thomas Mann

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Sin duda, siempre resulta difícil ser hijo de un genio. No sólo por la diferencia intelectual, sino porque el genio, dominado por la pasión creadora, tiende a situar en un segundo plano todo lo demás. Katia lo aceptó sin ningún problema (como aceptó la homosexualidad reprimida de Thomas) y su matrimonio funcionó. La pasión de Thomas Mann por la creación literaria la refleja Tóibín al final de su novela, cuando el gran escritor evoca la historia que les contaba su madre acerca de la relación entre Dietrich Buxtehude, organista de la Marienkirche de Lübeck, y su discípulo Johann Sebastian Bach. Fue a este a quien reveló el “gran secreto”. Y el secreto se llama Belleza. Buxtehude le dijo a Bach que no tuviera miedo de expresar la Belleza en su música. “Y durante semanas y semanas y más semanas Buxtehude le mostró cómo conseguirlo”.

También Thomas Mann siguió este camino, y era plenamente consciente de ello del modo sentencioso que Tóibín imagina así: “Había escrito muchos libros en un estilo complejo, sin miedo a las frases largas ni a las numerosas digresiones, evocando sin inhibición alguna los nombres famosos del panteón alemán. Desde cualquier punto de vista, era un gran hombre. Hasta su padre se habría sentido intimidado por él”.

Y, ciertamente, Thomas Mann es el equivalente en literatura de la gran música alemana: Los Buddenbrook, La muerte en Venecia, La montaña mágica, Doctor Faustus

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