Desde que a mediados del siglo XIX Edgar Allan Poe fijara las reglas del género detectivesco, este obtuvo rápidamente carta de naturaleza. La popularidad del relato policiaco fue afianzándose en todo el mundo a lo largo de las décadas posteriores y, aparte de los narradores adscritos únicamente al género, otra clase de escritores no lograron resistirse a su indudable atractivo y probaron ocasionalmente a hacerlo suyo. Aquí encontramos relatos de, entre otros, Walt Whitman, Antón Chéjov, Pérez Galdós, R. L. Stevenson, Rudyard Kipling, Jack London, Mark Twain o Emilia Pardo Bazán.
