Wendy Holden revive en esta novela los años de infancia de la reina Isabel II y da a conocer a la vivaz institutriz que la convirtió en el icono que hoy conocemos. En 1933 la joven Marion Crawford acepta el empleo de su vida como institutriz de las princesas Lilibet y Margarita. La única condición que pone a los padres de las niñas, los duques de York, es poder aportar ciertas dosis de normalidad a sus protegidas y privilegiadas vidas, desafiado el estricto protocolo que las mantiene aisladas de la sociedad real mientras, por otra parte, es testigo y cuenta su versión de los acontecimientos más trascendentales de la historia del siglo XX.