
Al final de la guerra civil, Juliana, abuela materna de Bárbara Montes, pasó información crucial a los presos republicanos de la cárcel de Badajoz en una tartera. En un compartimento secreto de la pequeña olla, los abogados del Partido Socialista escondían información para los reos: les confirmaban de qué cargo eran acusados y les daban argumentos para que pudieran defenderse durante el juicio. Bárbara se ha inspirado en esta historia real de su abuela para crear el personaje de Julia, una anciana entrañable con su nieta Sofía (y de armas tomar con la vida) que la ayudará a superar un momento delicado de su vida.