
Los agujeros negros son oscuros y cuando colisionan –el evento más poderoso del universo– lo hacen sin iluminación, por lo que ningún telescopio puede registrar el suceso. De hecho, la única manera de tener una evidencia de que esto ocurre es captar el sonido de la profusión de energía que emana como ondas en forma de espacio-tiempo. Este libro es la fascinante historia de los científicos que se embarcaron durante cincuenta años en la tarea de capturar estas esquivas ondas. Y también el retrato de la dimensión humana que subyace en toda investigación y sus dificultades.