Elcano recibía, en 1522, el derecho a usar un escudo con el lema “Primus circumdedisti me”. Carlos I se lo otorgaba tras culminar la primera circunnavegación a la tierra. Esa gesta, que generó tensiones con Portugal, lo convirtió en uno de los marinos más respetados del reino. Recompensado también con una generosa pensión, no iba, sin embargo, a quedarse en tierra tan fácilmente. Era un marino de raza y todos sus esfuerzos se encaminaron al apresto de una nueva expedición que incorporase las Islas de las Especias a los dominios del rey de España. Elcano soñó con ser su capitán general y lo conseguirá… pero, ¿a qué precio?