¿Cómo funcionan los seguros en caso de catástrofe? :: Prensa Ibérica para Fundación MAPFRE

¿Cómo funcionan los seguros en caso de catástrofe?

Te explicamos qué es el Consorcio de Compensación de Seguros, instrumento por el que los daños provocados por catástrofes naturales o casos de terrorismo los pagamos entre todos

por Cecilia Vega | BeContent

Si hay una gotera en casa, entra en juego el seguro de hogar. Si hay un accidente al volante, el seguro de coche cubre los posibles daños a terceros y/o propios. Hay pólizas específicas que te protegen si tu casa se incendia, si sufres un accidente estando de viaje o se cancela tu vuelo, si estás enfermo e incluso si es tu mascota la que necesita atención sanitaria. Las compañías del sector ofrecen muchas clases de seguros que cubren todos los aspectos de la vida de una persona y de las empresas.

¿Pero qué ocurre si el siniestro en cuestión afecta a miles o cientos de miles de personas? ¿Cómo funciona un seguro en caso de catástrofe natural? Como no podía ser de otra forma, también en este ámbito se cumple la popular expresión “Spain is different”. Veamos por qué.

Los historiadores han puesto de manifiesto que ya en la Antigüedad existían prácticas que “dejan traslucir la inclinación del hombre a prevenir y distribuir los riesgos” (Historia del Seguro en España. Gabriel Tortella Casares). Hay ejemplos en la Babilonia de Hammurabi, en China, en el Antiguo Egipto, en Grecia, en Roma… Tenemos que remontarnos a los siglos XI, XII y posteriores para encontrar las primeras fórmulas de mutualidad y sociedades de socorro mutuo.

La mutualización o el riesgo compartido

Desde esos orígenes hasta nuestros días, la historia del seguro es prolija en hitos y avances, como se puede ver en la exposición única que Fundación MAPFRE ofrece en su Museo del Seguro en Madrid. Para resumir, y yendo al tema que nos ocupa, diremos que en España llevamos el concepto de “mutualización” a su máxima expresión con la creación en 1941 del Consorcio de Compensación de Riesgos de Motín, un instrumento de apoyo al mercado asegurador español para dar respuesta a las pérdidas originadas por la Guerra Civil (1936-1939).

Circunstancialmente este organismo sirvió también para atender otros grandes siniestros: incendio de Santander, en febrero de 1941; incendio de Canfranc, en abril de 1944; incendio de El Ferrol, en mayo de 1944; explosión de minas de La Marina en Cádiz, en agosto de 1947; explosión de polvorín en Alcalá de Henares, en septiembre de 1948. A partir de 1954 la iniciativa adquirió un carácter permanente y de proyección de futuro, configurándose el Consorcio de Compensación de Seguros (CCS). Lo que vendría ser algo así como “el seguro de las catástrofes”, un instrumento único en Europa y reconocido y elogiado a nivel internacional.

Al contratar un seguro, estamos garantizando que en caso de siniestro en el hogar o en el coche, por ejemplo, la compañía correrá con los gastos. Pero, además, estamos “mutualizando” los riesgos, es decir, aceptando que nuestra prima cubrirá parte de los gastos que generen los siniestros de otros. Sin este mecanismo de solidaridad sería imposible cubrir los gastos que ciertas intervenciones requieren.

Pero hay “circunstancias extraordinarias” en los que principio que rige las aseguradoras se queda corto y estas no podrían hacer frente a ciertas indemnizaciones sin poner en riesgo su solvencia. Pensemos, por ejemplo, en las recientes inundaciones por el temporal en el sureste de España. Seis personas han muerto por la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), que ha provocado además importantes daños en viviendas, negocios, mobiliario urbano y vehículos.

Las indemnizaciones que pagamos entre todos

En casos así, en España es el Consorcio de Compensación de Seguros (y no las aseguradoras privadas) el que se hace cargo de responder a las reclamaciones de los afectados. Se trata de un ente público, ya que depende del Ministerio de Economía y Empresa, pero los fondos para las indemnizaciones provienen de las pólizas privadas de los asegurados. Aunque quizá no lo sepas, en casi todas las pólizas que se pagan en España se incluye un recargo obligatorio destinado a este fondo común. Con este dinero, y con los rendimientos financieros que el Consorcio obtiene de la inversión de sus recursos, este atiende y paga de forma organizada y eficiente las cuantías que deriven de siniestros catalogados como extraordinarios. La solución es global, el riesgo se comparte entre todos.

Las situaciones extremas en las que opera el CCS son variadas, aunque las más comunes son las que se dan por catástrofes, tanto naturales (terremotos, fuertes vendavales, inundaciones…) como las causadas por el hombre (atentados terroristas, tumultos populares…); además, se ocupa de los siniestros de seguros obligatorios causados por personas sin seguro o los siniestros pendientes de entidades quebradas. Otras funciones del Consorcio son operar como asegurador del automóvil en aquellos casos en los que el conductor no encuentre seguro en el mercado y la gestión de entidades aseguradoras en liquidación.

Desastres naturales y terrorismo

Este organismo público será clave para responder a las peticiones de ayuda tras las lluvias torrenciales que afectaron especialmente a la región de Murcia y a las provincias de Alicante, Valencia, Almería, Málaga y Madrid. De hecho, desde el Consorcio han confirmado que las más de 22.000 solicitudes recibidas hasta el momento suponen un récord histórico nunca antes visto. Las primeras indemnizaciones están a punto de entregarse, pero se calcula que se alargará hasta seis meses la gestión de los más de 30.000 siniestros asegurados a los que estiman que van a llegar.

Lo sucedido con esta última “gota fría” no es algo aislado y en la memoria hay desastres similares y recientes, como los registrados en octubre de 2018 en Baleares, Catalunya y Málaga. Estas inundaciones generaron pagos de 65 millones de euros para cubrir los desperfectos provocados. Retrocediendo más en el tiempo, el peor evento catastrófico de la historia en España sucedió en 1983 en País Vasco, Navarra y Cantabria, cuando las riadas a causa de la lluvia provocaron 42 víctimas mortales y pérdidas materiales también millonarias.

Imagen aérea de la ciudad de Dolores (Alicante) inundada a causa del desbordamiento del río Segura por la Gota Fría de septiembre de 2019. EFE/ Manuel Lorenzo.
Varios coches destrozados tras el terremoto de Lorca (Murcia), en mayo de 2011. EFE/Juan Carlos Cárdenas.
Efectivos policiales en el lugar del atentado ocurrido en las Ramblas de Barcelona el 17 de agosto de 2017. EFE/Quique García.

La intervención del seguro a través del Consorcio ha sido clave también en situaciones como el terremoto de 2011 en Lorca. Con una magnitud de 5’1 grados, provocó nueve víctimas mortales, más de 300 heridos e importantes daños materiales en viviendas, comercios y edificios históricos. En esa ocasión, el Consorcio registró más de 28.000 solicitudes de indemnización, ante las que respondió con pagos por valor de más de 500 millones de euros.

Este verano se cumplía un año de los atentados de Barcelona. Esta desgraciada situación también activó los mecanismos del Consorcio para efectuar los pagos correspondientes a las personas y bienes asegurados. En total, fueron 875.000 euros abonados por los daños sufridos en viviendas y comunidades de vecinos, automóviles y daños corporales.

CATÁSTROFES A TODO RIESGO

Requisitos para la indemnización del Consorcio de Compensación de seguros

Como hemos apuntado, el Consorcio de Compensación de Seguros es el organismo encargado de indemnizar a los asegurados cuando ocurre un hecho excepcional. Pero no se trata de que el Consorcio actúe solo cuando la catástrofe tenga una extensión amplia o que los daños sean cuantiosos, sino que su cobertura se aplicará siempre y cuando se cumplan uno de los eventos previstos en su garantía (fenómenos naturales de gran violencia, desperfectos ocasionados por terrorismo, motín o tumulto popular o hechos ocasionados por las Fuerzas Armadas o Cuerpos de Seguridad en tiempo de paz). Esto explica que la ayuda se aplique cuando un único asegurado reclama una indemnización en caso de un atentado, pero el mecanismo no se active en casos como la reciente quiebra del gigante de viajes Thomas Cook, que ha dejado varados a más de 600.000 turistas en todo el mundo.

Cabe puntualizar que el CCS, como aseguradora pública que sustituye a la privada, indemniza en los términos de las cláusulas de la póliza que tuviera contratada el afectado. Para recurrir al Consorcio el afectado debe disponer de una póliza en vigor, al corriente de pago y que cubra los bienes materiales y personales reclamados. Por ello, disponer de seguros es fundamental para conseguir que en cualquier circunstancia, ordinaria o extraordinaria, sea reparada en la medida de los posible.

compartir